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Promotor de algunos de los proyectos culturales más novedosos de los años sesenta y setenta en la Argentina, Jorge Álvarez sólo se propone compartir en este libro algunas “aventurillas”. Cuenta anécdotas familiares, negociación de derechos de autor, invención de éxitos musicales con la misma prosa ligera, sin intención clara de jerarquizar los materiales que rememora. Los recuerdos, cronológicos, registran algunos de los momentos más radicales de su sello editor (“Jorge Álvarez”, que publicó a los jóvenes Ricardo Piglia, David Viñas, Juan José Saer, Rodolfo Walsh, Germán García, Manuel Puig, entre muchos otros) y de sus producciones musicales (a través de los sellos Mandioca y Talent: Manal, Miguel Abuelo, Tanguito, Moris, Pappo, Billy Bond, Vox Dei, Almendra, Sui Generis; y Mecano y Olé Olé en España). El volumen tiene un apéndice donde se detallan los libros y discos editados por sus empresas y una bibliografía.
La sociología de la cultura nos ha enseñado el valor de los agentes que están en el “detrás de escena”, de aquellos que, a través de las instituciones culturales, permiten que se desarrollen proyectos gracias a su capacidad de ver, intuir, inventar acontecimientos. Estas Memorias son singulares porque no pretenden explicar los mecanismos culturales (estéticos, institucionales, mercantiles) puestos en marcha para generar la renovación que se inicia en los sesenta, sino recordarlos en lo que tenían de casual. Centrados en el protagonista, no se interesan sino tangencialmente por las fuerzas políticas y de mercado que operaban de manera simultánea.
No hay una sola lógica en la organización de esos recuerdos: a veces el motor es una iniciativa que termina en éxito descollante, otras, el rencor, en oportunidades, la mera casualidad o la oportunidad. Es esta, quizás, la sabiduría del libro, hablar la lengua absolutamente personal del dueño de sí mismo, del protagonista. Pero ese protagonismo no es el de la primera plana, sino el de quien, semiapartado, se dedica a componer no sólo nuevos objetos sino nuevos recorridos, aquellos que lo satisfagan. Jorge Álvarez puede haber editado todos los clásicos de la generación del sesenta y setenta pero, ante todo, se animó a los cruces novedosos: la literatura con el rock, la música con la política, la sofisticación intelectual con la cultura de masas, y por ello convirtió en clásico toda novedad que tocó.
Una muestra y jornada de discusión sobre sus empresas, la aparición de una nueva colección de literatura financiada por la Biblioteca Nacional, que trae clásicos y novedades, y la edición de su libro de memorias cierran un año de homenaje. Su regreso al país después de más de treinta años de exilio ha reactivado un nuevo cruce: el generacional.
Jorge Álvarez, Memorias, Libros del Zorzal, 2013, 192 págs.
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