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Desde la llegada de la música grabada y la puesta en funcionamiento del aparato pop, a ciertas músicas les ha resultado difícil ajustarse a los rótulos de la industria. Esto preocupa poco a los creadores, pero dificulta la visibilidad de ciertos géneros. Si la batea de clásica incluye también música barroca o del período romántico, la confusión crece a la hora de ubicar la música actual, esa que se reconocería como continuadora de la tradición escrita. El término más frecuente, música contemporánea, abarcaría demasiado; entonces aparece académica, que circula como corrección de la aplicación errada de clásica. Y aunque es tan parcial como cualquier otra, esta etiqueta refleja algo del espacio de circulación de esta música, cuya acotada acción en el mercado la circunscribe a ámbitos más institucionales, motorizando la producción desde las políticas culturales, el apoyo sin fines de lucro y los espacios de enseñanza que al mismo tiempo operan como productores.
Este último es el contexto en el que se edita el disco de EMC DAMus, en 2013. Este conjunto instrumental surgió en 2009 como una cátedra optativa en lo que alguna vez fue el Conservatorio Nacional López Buchardo, hoy parte del Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA). Aquellos estudiantes de instrumento que estuvieran interesados en abordar repertorio actual eran bienvenidos a sumarse. Actualmente, el ensamble es oficialmente un proyecto institucional del Departamento de Artes Musicales (DAMus), con un presupuesto y un plan de trabajo que incluyen, entre otros proyectos, óperas en el Centro Nacional de la Música y una presentación en el Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Teatro San Martín a fin de año.
Para Santiago Santero, director musical del ensamble, la idea central de la grabación es difundir la música creada en el Departamento. Él mismo puso en marcha, en 2011, un proyecto que encargó obras a todos los docentes ligados a las cátedras de composición, entre ellas ¿Dónde estás hermano Julio? de Rodrigo de Caso, Fractal I de Diego Gardiner, Nueve de Pablo Tarrats y Baldío de Diego Taranto, incluidas en el disco. Del mismo año son las obras que completan el CD: La morada irreal de Pablo Druker, Estar de Francisco del Pino, El rigor de Ruster de Cecilia Pereyra y El navegante, del propio Santero. Toda música de 2011, parada en el primer año de la década, afirmando etimológicamente la idea de música contemporánea, que a veces se dilata hasta Anton Webern.
Que una institución pública de enseñanza artística, de nivel universitario, como el DAMus del IUNA, sostenga un proyecto de este tipo es una buena noticia, no sólo por lo que genera su actividad, sino también porque hace audible la música de sus profesores y sus alumnos, entre los cuales están algunos de los compositores más interesantes de este tiempo. Si sobre lo académico pesa a veces el prejuicio de un desvínculo con el hacer real, el trabajo del EMC DAMus, disponible en el Conservatorio y en la web, lo desmiente, al mismo tiempo que reafirma la posibilidad de sostener un proyecto institucional en un ámbito en el que los espacios y los motores de gestión no son siempre profusos.
Hay, sin embargo, cada vez más conciertos de música académica contemporánea en Buenos Aires. La música, según Santero, se expande. Este disco lo comprueba y participa.
Ensamble de Música Contemporánea del DAMus, EMC DAMus, ProDAM / Biblioteca Nacional / IUNA, 2013.
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