Con su investigación, Mariana Galvani se propuso responder a un interrogante central: ¿cómo se construye un policía? A través del análisis de la normativa, de los medios de comunicación institucionales y de entrevistas, la autora revisa los modos en que los miembros de la Policía Federal Argentina cimientan su identidad. Huelga decir que este recorrido por los principios estructurantes de la fuerza policial con mayor prestigio de la Argentina dice mucho también acerca del Estado. Teniendo en cuenta el objetivo del trabajo, resulta fundamental comenzar por comprender por qué alguien decide incorporarse a la institución. Además de la reputación con la que cuenta la Policía Federal y el hecho de que representa una opción laboral entre otras, Galvani enfatiza la cuestión de la vocación. Se trata de una noción central para comprender este proceso y evitar explicaciones esencialistas, según las cuales los individuos tienen algún tipo de inclinación moral que los lleva a tomar esta decisión, o maniqueas, que consideran que sólo algunos “malos” ingresarán a la fuerza. Así, más allá de los motivos que pueden atraer a alguien a “hacerse policía”, la institución logra construir la “vocación de servicio” como motivo para el ingreso, además de constituirse en requisito necesario y atributo del buen policía.
Galvani encuentra dos tópicos que aparecen con recurrencia en los relatos de los funcionarios: el respeto y la muerte. En principio, dado que una especificidad concreta de la labor policial es la posibilidad de morir como parte del proceso de trabajo, se trata de una característica que organiza los actos institucionales y es invocada para cohesionar a los miembros de la institución. El respeto, por su parte, se relaciona con la falta de reconocimiento social. Los policías, imbuidos de vocación, entienden que su función primordial es, en nombre de la ley, resguardar el orden social de una otredad radical que quiere alterarlo. Si una de las características fundamentales del trabajo policial es exponer la propia vida para proteger a la sociedad, el reconocimiento por el trabajo realizado debería ser una consecuencia lógica. Luego, mantener el orden implica defender a la sociedad de un grupo delimitado. Cómo se construye un policía hace, entonces, un recorrido por las alteridades indeseadas que se reconocen como centrales en la historia institucional: el vago, el delincuente, los lunfardos, los militantes anarquistas, los terroristas y los jóvenes delincuentes. En una apuesta audaz y novedosa, Galvani señala que no existe autonomía policial respecto de la definición de quiénes son sus enemigos: se trata de una delimitación social.
Uno de los aportes más valiosos del libro tal vez sea el hecho de que aborda este particular objeto de estudio buscando despojarse de la mirada más habitual en el mundo académico: la que considera a la policía como una institución esencialmente corrupta y exclusivamente represiva. Así, la autora realiza una importante contribución para que podamos conocer mejor a la Policía Federal Argentina, un primer paso nada desdeñable si lo que se pretende es transformarla.
Mariana Galvani, Cómo se construye un policía. La Federal desde adentro, Siglo XXI, 2016, 240 págs.
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