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Fantasmas del saber

Noé Jitrik

TEORÍA Y ENSAYO

Los escritores no leen. Hurgan, indagan, evalúan, memorizan, comparan, se forman, descartan. La historia de sus lecturas es esencialmente una pesquisa, o se convierte en ella con el tiempo y a partir de sus buscados olvidos. Los escritores leen para hacer. Hacen al leer. ¿Como todos? No.

Ampersand propuso la Colección Lector&s y Noé Jitrik la inauguró. Tomó el desafío de escribir sobre sus lecturas, trampa que esconde, detrás del agradecido recuerdo a los libros que nos hicieron, un ajuste de cuentas con nuestro deber de lectores, que para un autor, profesor e intelectual como Jitrik adopta la forma de autores obligados, relecturas exigidas, lecturas prisioneras de un hacer editorial o académico y algunas/muchas gozosas.

En Fantasmas del saber hallamos una autobiografía con forma de relato de iniciación: el encuentro con el libro, el pasaje de la biblioteca del pueblo a las librerías de la gran ciudad, la búsqueda de una clave, una llave; el encuentro con Borges (en la calle), el azar (como llama Jitrik al rector de su itinerario de profesor); el exilio y la inmigración en literaturas ajenas, el descubrimiento, el recuerdo, la restauración de lecturas y el tiempo.

(Lo que queda de la lectura) es otra cosa. Lo que queda de la escritura sobre sus lecturas es la imposibilidad y desatino de ser exhaustivos. La valentía de reconocer nuestras faltas (de lectura), nuestro desorden productivo al acercarnos a ellas, la libertad coartada de saltearnos algunas, la coacción agradecida de tener que adentrarnos en otras. Y el tiempo perdido: no toda lectura es placentera, ni útil. Jitrik homenajea a sus maestros “de papel”, aun a los luego desplazados, y ejerce una amable discreción con los otros.

Podemos imaginar a Jitrik aceptando el desafío, la trampa de escribir sobre sus lecturas como una manera de volverse sobre sí, de hacer un alto, de reconstruir una de esas vidas que vivimos (la de lectores). Podemos imaginarlo disfrutando de algunos párrafos, tachando otros, fastidiándose, apurando la escritura, conteniendo sus recuerdos. Y podemos imaginar varios tipos de lecturas y lectores para el resultado: la que disfruta de las peripecias de las vidas ajenas, la que imagina poder encontrarse en Fantasmas del saber con un programa de lecturas, la amablemente curiosa y la perversamente evaluadora (todo intelectual tiene obligaciones de lecturas, se dirá). Pero podemos sugerir otra: aprehender de la autobiografía de lecturas de Jitrik lo inasible, lo que olvida y olvidamos, lo que recuerda y no nombra, no escribe; y aprender lo paradójico de la lectura para un intelectual: nunca es leer, sólo leer; nunca es entregarse al libro para olvidarlo, para asirlo sin palabras. Siempre es, a veces más, a veces menos, leer para escribir, traducir.

 

Noé Jitrik, Fantasmas del saber. (Lo que queda de la lectura), Ampersand, 2017, 112 págs

19 Oct, 2017
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