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Los límites geográficos no siempre coinciden con los imaginarios. El Amazonas, por ejemplo, en el imaginario pertenece a Brasil. Pero la ficha técnica de Fitzcarraldo nos entera que se filmó en Iquitos; en el Amazonas, sí, pero en el Amazonas peruano. Brasil. Ficciones de argentinos es una antología que realizaron Isis Costa McElroy y Eduardo Muslip. El libro ha reunido una variedad de relatos de autores argentinos en los que Brasil se presenta una y otra vez como paraíso perdido, como avatar y fatalidad de desvío, como decepción y maravilla de nuestra imaginación.
Entonces el Brasil de este libro es el Brasil de los sueños. Sueños, fantasías que van desde la chica perfecta, turista carioca en Buenos Aires, que podría sacar por un instante de su mediocridad a un vendedor de libros (Luis Mey), hasta el lujoso all-inclusive que podría contener y consolar a una madre y a su pequeña hija en sus primeras vacaciones solas (Inés Garland). Es notorio cómo a partir del catálogo de representaciones que la antología va generando, Brasil se propone como nuestro primer exterior, nuestra primera y más cercana ajenidad. Una ajenidad que tal vez comience, de manera tan implícita como evidente, por el idioma. Esto se advierte en el cuento de Federico Bustos, pero sobre todo en “Un buen rapaz”, de Carmen Mercedes Cáceres, donde se dice: “Es que me doy cuenta de repente, por una palabra mal dicha o por el gesto diferente de sus mujeres”. El desencuentro, el malentendido y la ignorancia son recurrentes a lo largo del libro.
Ese don de poder representar otro lugar hace que Brasil aparezca en muchos relatos como motivo o recurso de experiencia. Por eso predominan, con diferentes estilos, los relatos de iniciación (Patricia Suárez, Luciana De Luca, Alejandra Laurencich, Facundo R. Soto). Un solo cuento, cálido y sobrio, de Lilia Lardone, refleja otra función que supo y sabe ofrecer Brasil para la Argentina: un lugar de exilio. Porque no sólo en vacaciones y carnaval los argentinos han ido a Brasil; también lo han hecho en épocas difíciles.
Por otro lado, los cuentos de Franco Vaccarini, Gabriela Bejerman y la crónica final de Hebe Uhart son los textos más experimentales del libro; en ellos la representación de Brasil se aleja del realismo y se indaga, congela y reinventa con diferentes tonos y recursos formales.
Brasil. Ficciones de argentinos es un precioso ejemplo de cómo las antologías, cuando no surgen de encargos o estrategias comerciales sino de la lectura y de su natural voluntad asociativa, se vuelven libros exquisitos e inteligentes. “¿Qué representa Brasil para los argentinos?”, comienza el prólogo. La conclusión no es unánime; pero, a cambio, resulta innegable el lugar amplio y trascendente que Brasil ocupa en el imaginario de los argentinos o, al menos, en el imaginario de los que construyen su imaginación colectiva: sus escritores.
Isis Costa McElroy y Eduardo Muslip (comps.), Brasil. Ficciones de argentinos, Casanova, 2013, 114 págs.
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