En soledad no hay que rendirle cuentas a nadie; se vive en una especie de zona liberada donde el único criterio de realidad válido es el que la misma soledad define. Así vive la mujer anónima de Estanque, primer libro de la inglesa Claire-Louise Bennett, en el que veinte textos de distinta extensión pero todos cortos (algunos incluso de unas pocas frases) arman la estructura sensible de un personaje cuya forma de pensar se conoce más que su biografía.
Más allá de la afinidad que pueda tener un lector con el libro, es difícil negar la personalidad y el temple, por decirlo de alguna manera, que demuestran los textos. La escritura de Bennett es desfachatada, sin pruritos ni laconismos. Más bien es una escritura tan seca como íntima, tan directa como digresiva, tan oral como mental, tan fuerte como ingenua, una voz que muestra el borde de la locura pero que está lejos de admitirla, o al menos de llamarla de ese modo. Uno de los efectos más perturbadores del libro es la sensación de que cada texto esconde un secreto, una pulsión interna que vuelve sospechoso lo cotidiano.
Bennett se apropia de la primera persona de una manera distintiva que se encuentra en el cruce entre el parlamento teatral y el soliloquio desatado. Todos los textos, salvo el último, están narrados por un yo inestable y confesional, que junto con la traducción de Laura Wittner es el principal elemento que dota al libro de organicidad. El uso de la primera persona que hace Bennett se convierte en una marca de identidad del personaje (y del libro).
Estanque (en inglés, un Pond que recuerda al Walden Pond en el que vivió Henry David Thoreau) es un libro donde el lenguaje está articulado por los objetos que rodean al personaje. La naturaleza no es un decorado, sino la materia con la que trabaja manual y mentalmente esta especie de solitaria sobreviviente de una catástrofe desconocida. La escritura de Bennett funde el mundo físico y el mundo psíquico hasta hacerlos indivisibles. Los textos de Estanque son pequeñas piezas dramáticas que pueden leerse como “gestos armamentistas” de un personaje en su lucha privada.
Claire-Louise Bennett, Estanque, traducción de Laura Wittner, Eterna Cadencia, 2016, 156 págs.
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