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Gracias al Premio Sor Juana Inés de la Cruz de 2017, que ha propiciado la lectura de La dimensión desconocida (2016), de Nona Fernández (Santiago de Chile, 1971), fuera de las fronteras nacionales, el resto de sus libros comienzan a circular en otros países de nuestra lengua. La editorial argentina Eterna Cadencia y la colombiana Laguna Libros, por ejemplo, se han aliado para (re)editar Space Invaders, el relato extenso de 2013 con que la actriz y escritora (o viceversa) prosiguió con su investigación sobre cómo representar el horror de una dictadura en clave literaria, marcando distancia respecto a los tonos y estrategias usados por los mejores prosistas de la generación anterior (Diamela Eltit, Roberto Bolaño o Pedro Lemebel).
Space Invaders es un laboratorio en el que ya se encuentran algunos elementos que tres años después tendrán un desarrollo más extenso en La dimensión desconocida: la performatividad como instrumento al mismo tiempo emocional y político, la transformación de un objeto pop en una metáfora generacional y la indagación en las particularidades de la violencia chilena en la larga y ominosa tradición de las represiones militares y fascistas.
Aunque tanto en la novela como en el cuento los protagonistas se involucren en estructuras comunitarias y manifestaciones políticas, y aunque, en vez de una serie de televisión, ahora sea un videojuego el que proporciona el título, el texto es mucho más interesante en lo que difiere de la novela posterior que en lo que lo acerca a ella. Porque el narrador colectivo y en contrapunto —infantil primero y adolescente después—, en oposición a la narradora autoficcional y adulta de La dimensión desconocida, provoca una hipnosis onírica que está en las antípodas del estilo de informe documental de la novela (y es igualmente efectivo).
La fuerza del nosotros es innegable: “un ejército de adolescentes de un liceo de mierda, sin tradición ni vista a la cordillera, sin idiomas extranjeros con los que defenderse, cabecitas negras tirándose a la piscina sin salvavidas, a poto pelado, preparando el territorio para los otros, siempre para los otros”. A través de ellos accedemos a una visión oblicua de la cronología de Chile entre 1980 y 1991, entre que Pinochet abandona el gobierno, pero sigue como comandante en jefe del Ejército, y el Informe Rettig, que reunió las pruebas necesarias para juzgar las violaciones de derechos humanos durante la dictadura. En el centro de esa década y de ese relato se encuentra una niña. Todo gira alrededor de ella en esta potente novela corta que reconstruye la Historia desde la periferia social y las orillas del sueño. Una niña.
Nona Fernández, Space Invaders, Eterna Cadencia / Laguna Libros, 2018, 80 págs.
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