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Una teoría de la militancia, una teoría del amor, una teoría de la comunidad, una teoría de la infancia, una teoría de la identidad en movimiento, una teoría en movimiento de la identidad, una teoría de la fuga de la norma. Teoría de la teoría, la de Marlene Wayar es una teoría multiplicada. Aunque Travesti, que reúne textos filosóficos, poesía y entrevistas, es breve, todo lo que dice se abre como un abanico. Una teoría situada e interseccional. Casi una antiteoría: no busca definiciones (cerradas) sino aperturas. En todo caso, la de Wayar es una teoría en tránsito, porque ¿de qué otra manera teorizar acerca de lo trans? “Transgénero no es más que transitar a través del género humano. Esto es mucho más amplio que pasar desde un género masculino hacia un género femenino”, dijo Wayar en 2004 en una entrevista con Adriana Carrasco para el suplemento Crónica del orgullo gay. Leído a la luz de Travesti, “género humano” (“persona humana”, dice al final del libro) puede asumirse como una nomenclatura especista en tándem con la reivindicación monstruo de Susy Shock: “Ni varón / Ni mujer / Ni XXY / Ni H2O”. “No queremos ser más esta Humanidad”, dice Wayar citando a Susy, y explica: “No soy hombre, no soy mujer, hoy voy siendo travesti. Este gerundio explica mi sólo por hoy pero no lo cierra a crisis y transformación”. Ese “ir siendo” es puro tránsito pero también es pura subjetividad: Wayar habla de sí misma y desde ahí busca interpelar “lo trava” en lxs lectorxs. Y si “lo trava” es la traición a la heterocisnorma por excelencia —un varón se fuga de sí, se deshace de su masculinidad, se des-enmascara mostrando lo performático de la identidad—, la teoría de Marlene invita al encuentro de nuevas formas de traicionar la norma.
La idea de que lo travesti/trans existe como la negación de la norma y no como una norma per se está en el centro de esta teoría y por eso es completamente heterodoxa en tanto tal. Una teoría de la antinorma tiene que crecer, parece decir la autora, fuera de cualquier estilo académico, de cualquier intención proposicional (normativa). La identidad como obra de arte también está en el centro del texto. Sujeta a actualizaciones —“No me interesaría en la experiencia travesti decir qué soy y cerrarlo en algún momento; más bien que voy siendo hoy la mejor versión de mí”—, pero también como archivo y memoria de sí misma —“Me parece que la performativización de pararse en la esquina nos sirvió para pararnos en la escena política. Esa operación, que consiste en agarrar lo crudo y volverlo arte, sin amenazar, pero sin atenuar”—. La identidad es una construcción. Y las infancias son el momento del “todo por-venir” que es necesario cuidar, de donde se desprende la necesidad fundamental de acabar con el juicio hetero(cis)sexual, o, como propone Wayar, traicionar la norma en nosotrxs.
Marlene Wayar, Travesti / Una teoría lo suficientemente buena, prólogo de Susy Shock, Muchas Nueces, 2018, 128 págs.
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