Tecnología y barbarie

Se ha vuelto muy difícil encontrar una escritura que pueda mantener su juego abierto tanto en la narrativa como en la ensayística o la poesía. No vamos a mencionar a Borges, porque es casi una obviedad, pero convengamos que los ensayos de Saer dicen menos que sus novelas y que nos sorprende saber que Vallejo escribió Tungsteno o que Martínez Estrada pasó a Radiografía de la pampa luego de triunfar en la poesía. Y eso se debe menos al trabajo de los escritores que a la tendencia a la estereotipia del mercado de la escritura: con cierto tono bilardista, equipo que gana, no se toca; género o estilo con que se logra cierta trascendencia, tampoco. Michel Nieva, joven escritor recientemente reconocido por la revista inglesa Granta como uno de los mejores dentro del recorte sub 35, hace de esta especie de consejo editorial lo que quiere. Porque, justamente, muestra tanto en la poesía como en la narrativa y el ensayo un tono único, que se repite albergando siempre en el corazón de sus textos la diferencia mínima que permite rearticular lo dicho, decirlo de nuevo, pero desde otro lugar, con otros medios. Tecnología y barbarie es así un libro que permite volver a sus dos novelas anteriores, ¿Sueñan los gauchoides con ñandúes eléctricos? (2013) y Ascenso y apogeo del Imperio argentino (2018) a partir de una colección de ocho ensayos que van desde las prácticas biopolíticas que caracterizaron el cierre del siglo XIX y el comienzo del siglo XX en la Argentina hasta la posibilidad de una escritura no humana, estrictamente, llevada adelante por bacterias o virus de diseño, marcando un arco que sirve para leer en espejo su obra literaria. Pasamos así de ensayos como “Tecnología y barbarie – Una lectura cyberpunk de la literatura argentina” a “El lenguaje es un virus” o “El nacimiento de la vir(o)política”: si en el primer ensayo del libro se plantea la posibilidad de entender la obra de Borges, Aira o Arlt como momentos de un género inventado por Sarmiento (en una lectura muy a lo “Kafka y sus precursores”), el así llamado “cyberpunk” nacional; los últimos trabajos cierran esa trayectoria pensando más allá de las limitaciones de la escritura humana o, mejor, viendo las posibilidades que el diseño de bacterias y virus productores de arte (por ejemplo, en la escritura del ADN de bacterias que sintetizan y procesan “textos” escritos en su código genético, armando nuevos “códigos-textos” que configuran un poema) abren como futuro de la vida a partir de los microorganismos propios de la muerte.

Nieva, con este libro, atraviesa las categorías del paradigma biopolítico, pero dándolas vuelta, infectando ese tipo de lectura con estrategias literarias, como se ve en ensayos dedicados a entender el “malón” de microbios que invadían las ficciones de Caras y Caretas (así sucede en “Una excursión a los bacilos del cólera, el tifus y la tuberculosis”) para ver el difuso límite entre texto y vida, a la manera de una operación de vanguardia. Nieva es uno de los más interesantes artistas argentinos, y no por especulación panfletaria o colocación estratégica de nombres. Es que nadie hace lo que él está haciendo ahora con la escritura. Estos ensayos deben leerse como una pausa en una textualidad por demás absorbente, científica, contrafáctica, aplicada: quizás, como una pausa momentánea en una obra que se expande y cuyos límites le toca a Nieva definir. O al virus que continúe sus textos después de él.

Michel Nieva, Tecnología y barbarie. Ocho ensayos sobre monos, virus, bacterias, escritura no humana y ciencia ficción, Santiago Arcos, 2020, 146 págs.