Los escritores y sus representaciones

En tiempos de big data, la información es un commodity que cotiza cada vez más caro. En este contexto, recuperar datos y lograr su sistematización y su conceptualización tiene un valor incluso más alto que la mera producción de información. Si olvidamos por un momento que estamos hablando de un estudio literario, este parece ser el objetivo que persigue José Luis de Diego en Los escritores y sus representaciones, libro que se explaya en investigaciones cuantitativas y cualitativas a partir de una fuente muy sencilla pero prácticamente no analizada: la Encuesta a la literatura argentina contemporánea que publicó el Centro Editor de América Latina (CEAL) en 1982, dirigida por Susana Zanetti y elaborada por Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo.

De Diego lee cada una de las respuestas de los sesenta y cinco escritores encuestados —deja afuera las respuestas de los críticos— a las nueve preguntas que se formulan, y con este material elabora hipótesis, series y agrupamientos, e incluso identifica excepciones. Además, suma como fuente otros libros de entrevistas a escritores (La curiosidad impertinente, de Guillermo Saavedra, y Primera persona, de Graciela Speranza) y registra en cada caso similitudes y diferencias con lo que se observa entre estos libros publicados a comienzos y mediados de los noventa y aquella encuesta original. Por último, incluye un anexo de casi cien páginas en el que se listan los libros de literatura argentina publicados desde 1940 hasta 1990, agrupados primero por año y luego por editorial, en un monumental trabajo de archivo disponible para el próximo minero de datos (del mundo de la literatura y de la edición, claro) que quiera trabajar con esta información. Entre tanto dato duro, como una cortesía casi, Los escritores y sus representaciones está regado con fotos de otros libros: tapas inhallables, como la primera edición de Respiración artificial editada por Pomaire; otras icónicas, como las de la colección Biblioteca del Sur; y otras infinitamente vistas, como las colecciones de obras completas de Borges que salían con el diario. En esas fotos quedan contemplados todos los proyectos editoriales que sustentaron la publicación de esa “literatura argentina” que responde a la encuesta.

Hasta aquí un breve resumen de su parte formal. Luego, está el regocijo de acompañar al investigador en cada una de las secciones (los capítulos están divididos según las preguntas, que en realidad son tópicos, ya que la mayoría incluye varias preguntas de distinta índole). Se puede leer, entonces, el anecdotario de cómo los entrevistados publicaron sus primeros libros (en general, fueron autopublicaciones o producto de algún encuentro más o menos fortuito con alguien de la industria del libro), adivinar qué relación mantienen con la crítica (algunos, en especial los autores de best sellers, de un enojo furibundo) y ver cómo el clásico mito del “autor que vive de su obra” es derribado por casi todos los encuestados.

El texto de De Diego llegó en el momento justo: fue publicado algunos meses antes de que La Agenda Revista replicara la encuesta original (con cinco de las nueve preguntas) en el contexto actual, entrevistando a más de ciento veinte autores contemporáneos. Si consideramos que en la presentación que Altamirano y Sarlo hicieron en 1982 establecían cierta tradición de encuestas más o menos periódicas a autores, sólo parece cuestión de tiempo que algún investigador avezado una los hilos y emule el análisis pormenorizado que hizo De Diego aquí, en un estudio diacrónico, que recorra la historia de la literatura argentina en boca de los productores de los textos de las obras desde su comienzo hasta 2021. ¿Quién de nosotros escribirá este estudio? Esa, sin dudas, es la pregunta que queda planteada.

José Luis de Diego, Los escritores y sus representaciones. Formación – Campo literario – Escritura – Lector – Crítica – Canon – Mercado editorial – Libros, Eudeba, 2021, 240 págs.