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Ensayo de ella

Alejandra Laera

TEATRO

El ensayo es y ha sido siempre un lugar de experimentación con las palabras y los sonidos, las ideas y los argumentos. Ensayo de ella es un ensayo performático que auratiza la escritura, situándola el aquí y ahora de la puesta en escena. Es un ensayo en el que la palabra se espacializa en el escenario y se marca con la impronta de lo real, colándose en la imediatez de los objetos, las voces y los cuerpos que están ahí frente a nuestros ojos. Hay algo del biodrama y su focalización en un cuerpo que cuenta una (su) historia y que, por efecto del procedimiento, participa simultáneamente de la dramaturgia, de la performance y, a su vez, del conjunto de objetos que accionan en el escenario. Aquí está Alejandra Laera —autora del texto y performer para la ocasión— que, sin embargo, no carga sola con el peso de la historia sino que la comparte, la duplica y la corrige, gracias a la presencia de la actriz Martina Vogelfang. El juego de ecos que se da entre ambas remite de inmediato al par que, en la tradición local más cercana componen Analía Couceyro y Albertina Carri, cuando dicen simultáneamente “Yo” para la cámara de la ficción documental. En Ensayo de ella, sin embargo, Laera y Vogelfang encarnan un texto que elude rigurosamente la primera persona para dejarla asomar, con pudor y persistencia, entre los pliegues del ensa-Yo, que es siempre sobre y de ella, un poco mío, un poco de otra.

En Ensayo de ella, una voz dislocada en dos cuerpos, articulada entre la escritura y la actuación, pone en escena —bajo la dirección de otro dúo, Andrea Servera y Lisa Schachtel—, una retórica que no chapotea en los lugares comunes del feminismo pero que tiene como condición de posibilidad la transformación epistemológica y política que ha impuesto la marea y que podría sintetizarse en su capacidad de mezclarlo todo: el impacto del cine, los tonos de la cultura rockera, la formación del yo, los zapatos y los libros, la naturaleza y los objetos.

Sin solemnidad, sin cursilería, sin sentimentalismo, una mujer que son dos habla sobre ella, es decir, sobre sí misma como otra —la otra que fuimos, la que creyeron que éramos, la que imaginamos que somos o fuimos, fumando o bailando la música que marcó nuestra educación sentimental—. Multiplicada, ella habla como hablamos las mujeres, que hablamos de “cosas”. Por ejemplo, de zapatos que, como las canciones, evocan minúsculas anécdotas infantiles y que, más que sedimentar el presente, hacen emerger bloques afectivos de un pasado que pervive en el aquí y ahora de este instante. O también, de fotografías, que se guardan como se guardan los objetos —los zapatos, las tazas, los libros— y son menos monumentos de lo vivido y más plataformas sobre las que montarse para volver a habitar esa temporalidad congelada que se actualiza cada vez que volvemos a acariciar esas —nuestras, sus— imágenes o leer esos libros que prepararon nuestra novela personal.

En el aquí y ahora de la performance, ella no canta boleros, sino que diseña la playlist caprichosa de imágenes, lecturas, ropajes y sonidos, esa materia oscura o luminosa de la que estamos hechas, como esas fotos que se proyectan sobre el fondo de la escena, negro sobre blanco, rojo furioso sobre una boca inmensa. No nos bañamos dos veces en el mismo río, tampoco recorremos los mismos senderos ni calzamos los mismos zapatos. Y si volvemos a hacerlo, la experiencia es otra, como quien regresa a un libro para volver a transitar por un terreno que ha sido subrayado, con surcos que podemos repetir o ignorar pero que ofrecen otra experiencia, siempre distinta. Del mismo modo, las caminatas nos llevan a paisajes que, incluso en una segunda visita, se ofrecen alterados. Por eso, el Ensayo de ella no es sólo un ensayo sobre la otra que fuimos o somos, sobre la materia de la que estamos hechas, también es un ensayo sobre la temporalidad repetida y las segundas veces: la segunda vez que hacemos una antigua caminata, las correcciones hechas desde el presente a episodios de la niñez o la juventud, las segundas veces del amor. En Ensayo de ella, este remapeo del paisaje de las pasiones tiene como sound track un cover de PJ Harvey, o incluso la persistencia del original resonando en el nuevo siglo. Lo que vuelve y se repite, transformado, es una modulación: “This is love, this is love that I am feeling”.

 

Ensayo de ella, texto de Alejandra Laera, dirección de Lisa Schachtel y Andrea Servera, El Grito, Buenos Aires.

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