LITERATURA ARGENTINA

Por más programático que sea un autor, por más consciente que sea en el uso de los materiales, no puede ocultarse a sí mismo una evidencia inherente al oficio: la escritura disloca cualquier plan, desbarata toda intención. No obstante, hay escrituras que sin desdeñar la senda del proyecto se ofrecen a los sacudones de lo imprevisto, e incluso lo toman como punto de partida. Hybris, flamante volumen que reúne tres libros ―dos de ellos inéditos― del autor de Los sorias, permite alumbrar algunas cuestiones al respecto.

Durante sus últimos años de vida, Alberto Laiseca procuró saldar cuentas con algunos de los fantasmas que poblaron de sueños su vigilia y limaron las tenues fronteras de paso entre uno y otra. La puerta del viento ―última novela publicada en vida (Mansalva, 2014)― se ocupa de la Guerra de Vietnam, mientras que Camilo Aldao ―finiquitada poco antes de morir― hace lo propio con el retorno a su pueblo natal. Por eso, más que a la desmesura a la que refiere el título griego del volumen, y condición sine qua non de la poética laisequiana, habría que remitir el lance a una suerte de ajuste de cuentas crepuscular.

El narrador de La puerta del viento padece una serie de interferencias temporales cuyos saltos lo llevan a visitar el campo de batalla como doble fantasma de un sádico combatiente. El arrojo suicida de uno contrasta con la cautela del otro, y ambos convergen en una puja de personalidades. Esta versión irreverente de la guerra demuestra, una vez más, que a Laiseca nunca le interesó refrendar un imaginario progresista, en este ni en ningún otro tema. La entonación bélica difiere del tinte sosegado de Camilo Aldao, breviario espasmódico de recuerdos del pueblo del que era oriundo, del vínculo con el padre, de las primeras iniciaciones en el sexo, la música y la literatura. Y, también, florilegio de aforismos, chistes y confidencias de intereses varios y recursivos que se deshilachan a medida que llegan al final. Es notorio cómo ambos libros descarrilan la senda inaugural para adquirir, en el primer caso, una coloratura argumentativa, y en el otro, una forma abierta que puede contener cualquier residuo. Sindicalia (la fuente de la eterna anti-juventud), en cambio, hace de la falta de una vía férrea el centro resbaladizo de su programa.

Secreto a voces largamente esperado por los lectores de Laiseca, se trata de su primera novela, escrita en los sesenta, y tiene como eje una de sus manías predilectas: el sindicalismo como anulación de la individualidad. Fragmentario, caótico, cúmulo de dispersos materiales en bruto; cualquier intento de asir su silueta parece condenado al fracaso, por lo que más valdría citar aquello que, en El jardín de las máquinas parlantes, se dice acerca de los escritos del gordo Sotelo (trasunto del Laiseca de esa época): "estaban llenos de infantilismos e ingenuidades, pero también de poesía, verdaderas iluminaciones, dolor mayúsculo, errores filosóficos y expresiones ganadas gracias al buceo en sus cuencas psicóticas. Despertaba risa, admiración, miedo. Todo en partes iguales”. Detalle no menor, en esta obra temprana comienza Laiseca a configurar un glosario propio (manija, anti-Mozart, blindaje, soria, etc.) que usaría en el resto de sus libros.

Publicar manuscritos inéditos se parece a revolver en cajón ajeno. Más de una obra se ha visto empañada por la aparición hasta del ínfimo papelito que alcanzó a garabatear el autor. El criterio de calidad (sea lo que esto fuere) se soslaya en detrimento de una firma que se justifica por sí misma. Allí donde en sus vastas, fastuosas novelas ―El jardín de las máquinas parlantes, Los sorias― Laiseca tuerce la frase, y con ello la intención, a fin de apuntar alguna nimiedad cotidiana y así acoplar el tiempo de la escritura al tiempo de la fábula, acá se desvía a falta del vigor suficiente. En este sentido, Hybris no deja de ser un reguero de genialidades dispersas vivo gracias al fulgor pretérito de una obra colosal. El genio, ese error del sistema, no nace de una vez y para siempre. Ni muere únicamente en el pináculo de su esplendor.

Alberto Laiseca, Hybris, prólogo de Selva Almada, epílogo de Sebastián Pandolfeli, Random House, 2023, 352 págs.

Imagen: Alberto Laiseca, foto de Alejandra López.

18 May, 2023
  • 0

    Tierra adentro

    Alejandro Marzioni

    Marcos Crotto Vila
    5 Sep

    Alejandro Marzioni (Buenos Aires, 1980) se sumergió durante cinco años en una investigación abrumadora para cancelar una deuda que historiadores y críticos literarios mantenían desde hace tiempo:...

  • 0

    Otra luz

    Leandro Llull

    Marcelo D. Díaz
    5 Sep

    Hay un trabajo cuidado en la poesía que consiste en plegar imágenes sobre imágenes una y otra vez, como si cada poema fuera un cuadro y el...

  • 0

    Saltos de agua

    Silvana Franzetti

    Sara Cohen
    29 Ago

    La poesía depara —tal como lo sugiere la escritora danesa Inger Christensen— un devenir de la palabra a partir de su imposibilidad. Silvana Franzetti, quien la ha...

  • Send this to friend