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Mundo Orco

Jimena Néspolo

LITERATURA ARGENTINA

Arrolladora, inasible y audaz, desafiante desde sus páginas iniciales, la última novela de Jimena Néspolo, Mundo Orco, no defrauda, ni a quienes hayan atravesado sus relatos, su poesía, sus textos infantiles ni a aquellos que aún no los hayan leído. Avanza la sorpresa por el uso de las distintas texturas de una prosa flexible a todas las variaciones genéricas y motivos literarios y regocija su imaginación expresada con ironía cómplice e inteligencia.

La novela se compone de cinco capítulos “Episodios de cacería”, “Círculo Polar”, “Mundo Orco”, “Alga brava”, “La última Diana” de distinta materia narrativa y compostura formal, todos enlazados por un hilo conductor que se fortalece o debilita, pero siempre se tensa, con los movimientos de un personaje, Artemisa, configurado como un ser nacido en años futuros. Sin familia, criada en un orfanato, Artemisa integra una secta cuyo nombre La Logia de las Dianas acuerda con su objetivo de atravesar con su flecha a abusadores y transgresores para “construir un mundo más justo”. El personaje reparte encomiendas desplazándose en su motocicleta, una Hermes del mañana, y no deja de protegerse con un casco con el que contrarresta desasosiegos y conflictos, incluso la idea del suicidio.

En la intersección de las Dianas de la Logia y Artemisa se despliega el primer capítulo de la novela. La curiosidad del personaje la traiciona, como a Pandora, y queda entrampada en un episodio que la lleva a declarar frente a un tribunal implacable. Condenada, la trasladan al “Círculo Polar” y la logia se disuelve. La fuga del personaje del antro de tortura coincide con un cambio de estrategias narrativas en los capítulos sucesivos. “Mundo Orco” presenta “Juego de conejos”, un centro de filmación pornográfica donde aparecen agazapados rasgos abismales de la novela. Sucesivos fragmentos describen juegos pautados para ese espacio de pornopolitik y funcionan como guiños, plegando la ficción sobre sí en varias direcciones o introduciendo con heterogénea irreverencia sintagmas de autores, deportistas, lugares comunes: “No hay ¡Oh! que valga”, “Orco es el 10 […] la pelota no se mancha”, “Mundo Orco es la ballena loca donde Jonás inicia su travesía”. Y sucede que Artemisa es un polizón en las entrañas del Melville, barco cuyo capitán, aferrado a Lovecraft, decide abandonar el mar y bajar a tierra para cerrar el derrotero de Mundo Orco. El quinto capítulo, “La última Diana”, aporta otra fibra al apretado tejido de voces de la novela. La primera persona del plural y el epígrafe de Noé Jitrik pautan la lectura. En “Alga brava”, una prosa apacible acompaña la excursión de Artemisa por una isla casi desierta donde fue abandonada. Un faro. El torrero la escolta hasta una comunidad de hombres-equinos. Los experimentos y las mutaciones ocurren en Mundo Orco. Pero los centauros tintinean y aflora “Las cuatro patas del amor”, uno de los cuentos más bellos e intensos de Néspolo.

Los recursos de esta novela abruman por su diversidad. Desde su “Orco”, el uso de la paranomasia, figura que induce a asociaciones libres, es frecuente. Desconciertan las frases tachadas que interrumpen la linealidad del monólogo de Artemisa. En su conjunto, subrayan un tiempo futuro con afloramientos arcaicos; palabras alteradas, palabras en desuso o de prestigiosos autores argentinos (“La muerte baja en ascensor”, “reidio”, “excusado”, “pelafustán”, “tarumba”). La mendicidad constitutiva de la palabra es premisa radical y se anuncia desde las primeras páginas; así los sentidos se desgajan y se desvirtúa la comunicación. “En Mundo Orco estamos a favor del caos”, leemos y centellea la figura de J.R. Wilcock; “El caos” y los juegos espeluznantes en el castillo de un monstruo, a cuál más tortuoso, hasta llegar a parecerse a los avatares de la vida cotidiana “de las personas comunes y corrientes”.

 

Jimena Néspolo, Mundo Orco, Futuröck Ediciones, 2023, 272 págs.

18 May, 2023
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