LITERATURA ARGENTINA

Ah, el amor. ¿Cuántas palabras, pensamientos, melodías, imágenes, sufrimiento, paisajes o guerras le debemos a esa entidad poderosísima? ¿Y qué pasaría si, con el tiempo, “amor” perdiera su carácter sustantivo, la relación con el cúmulo de circunstancias a las que vagamente refiere, y los diccionarios del mañana la consignaran como un “adjetivo inespecífico”? ¿Qué si la palabra, su influencia y lo que connota no fueran más que otra construcción de la cultura, perecedera, a punto tal que una nueva instancia de esa cultura, en el futuro, pudiese estamparle una fecha de vencimiento, despojarla de su valor y olvidarla?

Pues bien, desde allí donde eso ya ocurrió, desde un mundo por venir en el que ese “afecto humano muy extendido en el siglo XXI” se ha extinguido por completo, se levanta Amor, la más reciente novela de Juan José Becerra, volumen de una hipotética colección denominada “Historias Perdidas” publicado en 2123 y que parece más dispuesto a satisfacer la curiosidad de sus contemporáneos que la nuestra; ¿y no resulta prometedora la idea de disponernos a leer una novela como si hubiese sido escrita para otros, nuestros imaginarios descendientes desamorados, ofreciéndoles una historia “real” en la que ese fósil todavía estaba vivo, rollizo y coleando, antes?

Compuesta a partir de varios cortes documentales entre los que se cuentan el “Archivo Quiroga-Castillo”, miles de conversaciones, fotos y videos compartidos mediante servicios de mensajería instantánea entre 2018 y 2021; una serie de testimonios en los que amigos, parientes y vecinos de Ana Quiroga la bosquejan; una entrevista en doble formato al poeta Antonio Castillo y la novela Otra historia de amor, inhallable bestseller escrito por el sociólogo Julián Basualdo en el que Quiroga y Castillo son las personas vueltas personajes —la China y Marcial—, y su apasionante amorío, el tema, la narración tiende a presentarse casi como un dispositivo múltiple: un compendio de materiales heterodoxos dispuestos de cierta forma con el propósito de evocar una experiencia anterior y desconocida.

Una especie de flujo de doble mano —el libro está aquí y ahora con nosotros, y aunque su corazón narrativo late también en el presente, dice venir de otro tiempo, adelantado— provoca un efecto gratamente distorsivo en la lectura. Podemos notar una contemporaneidad sabiamente modulada en las manías, los gustos, caprichos y especulaciones de la pareja de adúlteros de clase media acomodada enamorados fogosamente en una edad mediana, y casi al mismo tiempo observar cómo se transfiguran en lo que serán apenas vestigios de una arqueología por venir. Sólo unas páginas le bastan a un Becerra del futuro para presentar, con una concisión y una perspectiva admirables, toda esa entelequia imaginaria. Como en un catálogo de una muestra de arte, como en un tablero de dirección, allí encontramos indicaciones sobre la procedencia de los materiales, su formato, duración, exhibiciones y usos precedentes y hasta una breve recomendación de lectura. En cierto punto, sin embargo, este voraz salto imaginativo, que hace pie en la elipsis y en los agujeros temporales, domina su impulso futurista para enviarnos de nuevo al presente. 2052, 2096, 2123, 2023. Fuimos, vimos y volvimos. Allá no hay más de eso que llamamos amor, pero aquí sí. ¿Y qué otra cosa puede querer una fuerza tan déspota como esta que su propia y triunfal consagración?

Mediante la forma del diario, un diario que también es poroso a alternativas que difieren de su tema núcleo, Otra historia de amor, la novela dentro de la novela, ingenua y desentendida de su futuro carácter histórico, persigue el mandato codicioso y solipsista propio del credo que la ordena y la activa. Voraz también, pretende contarlo todo, todo sobre un amor único y todo sobre sus protagonistas, tal y como lo viven. De las elipsis del futuro —sin amor no vale la pena detenerse, parece decirnos Amor— pasamos a otro tiempo que contiene y domina todos los tiempos adentro de un tempo, el amoroso. Entre la anotación fechada como ”30 de mayo” y la del “16 de junio”, en poco más de quince días de trabajo narrativo, se cuentan apenas cuarenta y dos horas intensísimas de la vida de la pareja en las que se los ve entregados a una deriva de impulsos que la China llamó “ocurrencias”. A diferencia de la del porvenir, apenas delineada pero acaso más firme, la poética del presente es densa, entreverada y más escurridiza; y acaso la síntesis justa de su evolución la consiga Basualdo bien adentro de su propia novela cuando al cabo de un episodio —la construcción de una pileta—, y luego de la enumeración de una serie de materiales que componen la escena —baldosas, cielo, pasto y el color de la malla de la China, entre otros—, ecualizados según ciertos otros datos duros y la atmósfera exterior e importados por los capilares de una percepción singular —historia, cultura, clase y género incluidos—, intuye que todo ha formado en su cabeza un mundo real y actual del que es testigo, y comprende que eso es escribir y no le importa si lo hace bien o mal.

Juan José Becerra, Amor, Seix Barral, 2023, 456 págs.

10 Ago, 2023
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