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Las brujas de Monte Verità

Paula Klein

LITERATURA ARGENTINA

No importa cuándo leas esto. La vida es inviable. Por eso hay que hacerle trampas a la realidad, engendrar ficciones en las que uno mismo sea protagonista. Enmascararse, engañarse, huir, evadirse para que se vuelva más soportable la existencia. Lo sabía ese puñado de burgueses, avezados precursores de los hippies, que en los albores del siglo XX abandonaron la vida urbana para instalar una comunidad utópica en una colina de Ascona y también lo sabe Verónica, la investigadora que los estudia en Las brujas del Monte Veritá, la segunda novela de Paula Klein.

Al igual que en su primer libro (La luz de una estrella muerta), en Las brujas del Monte Veritá Klein se instala en esa suerte de subgénero híbrido que a esta altura ya parece haber registrado y que bien podríamos denominar ficción académica, una suerte de novela de campus a la inversa. Si en la novela de campus la universidad es el escenario cerrado de las intrigas y las pasiones de los protagonistas, lo que predomina en las ficciones académicas de Klein, por el contrario, es el afuera del claustro, el recorrido (a veces la búsqueda frenética) de una investigadora obsesionada por su objeto de estudio, mientras su vida personal tambalea. Pero lo que tal vez distinga a Las brujas… con respecto a su predecesora es que el objeto de estudio esta vez se muestra más imbricado con el dilema íntimo de la protagonista. Al fin y al cabo, en La luz… Elena sólo compartía con Alberto Grecco —artista privilegiado de su tesis de doctorado— la condición de argentinos radicados en París. En cambio, a Verónica la une con los monteveritanos no sólo el desplazamiento geográfico (ella viaja a Ascona para seguir sus huellas, para reconocer el terreno) sino algo mucho más profundo: su ennui, sus ansias de cambio, de que pase algo trascendente que la saque de su rutina de profesora precarizada, de esposa inconforme, de madre primeriza.

Mientras Verónica fabrica tiempo entre su trabajo y sus tareas domésticas para poder leer sobre Ida y Jenny Hofmann, Henri Oedenkoven, los hermanos Karl y Gustavo Gräser y Lott Hattemer (los primeros monteveritanos), y también sobre Rudolf von Laban y Mary Wigman (algunos de los que los siguieron), además reflexiona sobre ficciones inspiradas en ellos y en escritoras célebres que tuvieron que renunciar a la maternidad y al matrimonio obediente para producir sus obras, o bien que produjeron a pesar de eso. Entonces uno sospecha que, a medida que avanzamos junto a Verónica en su investigación, también somos testigos de las condiciones de escritura de la novela, de su propio proceso de construcción: “Otra noche blanca. Hace algunos días desplazó su cama al salón. Le dijo a Adrien que era para no despertarlo con sus idas y vueltas, pero intuye que en esa separación, que ella insiste en describir como pasajera, es síntoma de otra cosa”, escribe Klein quien, al igual que Verónica, es madre, vive y enseña en París y también viajó al Monte Veritá a recabar información. ¿Pero qué es esa otra cosa?

Todo viaje conlleva la promesa de aventuras. Verónica recluta a un par de amigas desperdigadas en Europa y las reúne en el Tesino para que la escolten en su tour nerd. Pero detrás de esa excusa se oculta la expectativa de una excursión alocada, con sexo y drogas incluido. Si los monteveritanos lo probaron todo —amor libre, drogas alucinógenas, vegetarianismo—, la aventura para Verónica es la inminencia de algo que nunca se produce. La transgresión —el trip de ácido, consumar una infidelidad, robar una fotografía de un museo— para ella es apenas un amague. Una etimología popular del nombre Verónica en el Medioevo fue “Imagen verdadera”. Eso mismo persigue nuestra Verónica durante toda la novela. La foto que le roba al museo y devuelve a su lugar en las páginas finales demuestran que ella finalmente aprendió lo mismo que ya habían escarmentado los monteveritanos con su proyecto: la verdad no está en ningún lado. Al menos, Klein sale indemne y con delicadeza escribe este libro.

 

Paula Klein, Las brujas de Monte Verità, Lumen, 2023, 240 págs.

26 Sep, 2024
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