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En 1951, Heidegger afirmó: “la ciencia no piensa”. La frase era una provocación (fue pronunciada ante un auditorio poblado por científicos), pero también decía mucho respecto de su pensamiento sobre la técnica. Y entre otras razones, es interesante porque parece hoy cercana a una desconfianza general que se puede ver detrás de muchos discursos irracionalistas actuales, poco sensibles a los progresos que la ciencia ha ofrecido al conocimiento del mundo y a la vida material de los humanos. Antes, Heidegger había escrito también: “¡Qué alejada de la naturaleza tiene que haber quedado la ciencia natural como para poder sumar como éxito ese desenfreno de la técnica que se basa en ella!”.
Heidegger en los márgenes de la ciencia se propone examinar en todas sus facetas, palabra por palabra, la frase en cuestión. Debe haber pocos autores tan aptos para semejante empresa como el porteño Gastón Giribet, doctor en Física, profesor e investigador especializado en física teórica (teoría de cuerdas y física de los agujeros negros, ese tipo de arcano) y a la vez doctor en Filosofía con una tesis sobre la dimensionalidad del espacio en Kant. El resultado exhibe el rigor que sería de esperar, pero, a la vez, una prosa que evita las oscuridades deliberadas que suelen atacarnos desde ciertos libros de filosofía.
Giribet participa regularmente del podcast Coffee Break, una tertulia de científicos, la mayoría físicos, que comentan novedades y papers recientes. Aunque más serio en su tono, el libro participa de algunos rasgos de estilo del podcast. Su género no es exactamente la “divulgación”, sino que parece una conversación entre especialistas, que evitan las zonas más oscuras para los legos —por lo general, el formalismo matemático—, pero lo hacen sin caer en condescendencias que disminuyan el rigor conceptual de los temas o exploten sus aristas más espectaculares. La ciencia puede ser a la vez fascinante, cuando uno se asoma a sus desarrollos, y decepcionante, cuando uno espera que las partículas viajen en el tiempo o una piedra sea una nave espacial. En Heidegger en los márgenes de la ciencia ocurre algo similar: la argumentación puede seguirse con sólo prestar atención —ese bien escaso— y a la vez no ofrece las boutades y chicanas que toda controversia favorece. Este último aspecto puede producir alguna leve decepción al lector afecto a la injuria. Apenas si se deja traslucir el estado de ánimo del autor en alguna frase sobre el “conocimiento científico rudimentario de Heidegger” o la ingenuidad de Michel Henry. Acaso algunas páginas conclusivas con la voz del autor habrían satisfecho ese deseo de polémica.
El libro tiene tres partes. La primera es el análisis de la frase, es una exposición acerca de la posibilidad de que la ciencia piense sobre sí misma en términos científicos (la supuesta imposibilidad de un metalenguaje para la ciencia). La segunda parte es la reseña de un intercambio epistolar entre Werner Heisenberg y Heidegger alrededor del problema central de las preocupaciones del filósofo: que la ciencia se convierta en el único modo de conocimiento (o de “desocultamiento”) válido. En un contrapunto fascinante se nos presenta a Heidegger preocupado porque lo humano no aparece, mientras que Heisenberg subraya que, desde la perspectiva de la nueva física, “el hombre no se encuentra ante sí más que a sí mismo en el Universo”. La tercera parte, finalmente, comenta el libro La barbarie, de Michel Henry, con la intención de entender si se trata de “una pieza de irracionalismo ingenuo” y “una paráfrasis pesimista” del pensamiento de Heidegger, o si es más bien una mirada renovadora de los riesgos a los que se enfrenta nuestra cultura, concentrada en la visión única que ofrece la ciencia.
Quien firma esta reseña está notablemente poco calificado para escribirla: espectador ajeno, envidioso y condenado a la divulgación de la ciencia y conocedor menos que superficial del pensamiento de Heidegger. Su motivación es entonces subrayar que aún en esas condiciones distantes se trata de un libro que sin dudas puede leer con provecho alguien que no se especialice en los dos campos de la actividad humana que se ponen a vibrar en sus páginas.
Gastón Giribet, Heidegger en los márgenes de la ciencia, Salta el Pez Ediciones, 2024, 102 págs.
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