Inicio » TEORÍA Y ENSAYO » La carta de Joan Anderson

La carta de Joan Anderson

Neal Cassady

TEORÍA Y ENSAYO

Estamos a comienzos de la década del cincuenta del siglo pasado. Neal Cassady tiene veinticuatro años y da vueltas por las pensiones de Denver. Juega al billar, lee a los clásicos, se enamora y vive los tormentos propios de un joven estadounidense de clase baja al final de la Segunda Guerra Mundial. Entretanto, escribe una serie de cartas a sus amigos Jack Kerouac y Allen Ginsberg entre las que se va a encontrar aquella que, según declaró el autor de En el camino en una entrevista con Ted Berrigan para The Paris Review, le dio el impulso con que concibió un estilo. En primera persona, alocada, confesional, La carta de Joan Anderson narra en algunas pocas páginas los días desesperados de un grupo de jóvenes que parecían amar la vida incluso en el sufrimiento. Según Kerouac, el escrito más grandioso que había visto hasta entonces: “mejor que el de ningún otro en América, o al menos suficiente para que Melville, Twain, Dreiser, Wolfe, y qué sé yo, bailaran en sus tumbas”.

La carta comienza así: “Querido Jack: a la mierda todo […]. Despierto y veo más horrores que Céline”. Cassady compone, en sus propias palabras, “un emocionante cuento de amor y suicidio” o un “melodrama de mierda”; una suerte de espasmo narrativo en el que cuenta la relación tormentosa que mantuvo con una joven llamada Joan Anderson: la mudanza a una pensión junto a su amiga Mary Lou, las peleas conyugales, los intentos de suicidio por parte de Joan, las reconciliaciones, las peregrinaciones desesperadas por una ciudad donde lo sagrado se había perdido. Es que si, como escribió Walter Benjamin, la guerra dejaba mudos a los soldados a punto tal que no podían transmitir su experiencia, la generación beat pareciera haber inaugurado la segunda mitad del siglo XX con la creación de una lengua con la que reencantarían el mundo. Hay una tensa cuerda eléctrica que conecta estas experiencias con los recursos procedimentales que encontraron para contar su época: el tono exacerbado, la sintaxis desmedida dejan entrever la fuerza del material con que se trabaja: en este caso, los acontecimientos de una vida joven que recorre las calles de una ciudad norteamericana que aún no terminaba de renacer. Este tono y esta sintaxis, que funcionarían como modelo para una generación, derivan de una operación que se constituye quizás como el principal valor literario del texto: el uso en el nivel procedimental de la escritura automática para representar la experiencia, operación con la que Jack Kerouac luego forjaría un estilo, una prosa, una obra.

Sin embargo, cabe preguntarse si debemos pensar La carta de Joan Anderson como obra o si este texto encuentra acaso su máximo valor como documento. Cuando se repasan las intervenciones de Kerouac en la prensa y, a su vez, se lee lo que se ha dado en llamar “el santo grial de la generación beat”, se ve la construcción de la propia figura del autor, el relato del relato, el mito fundacional de una generación y, con él, el propio mito fundacional del escritor. Acaso podría pensarse que los predecesores del Kerouac narrador están más cerca de ser William Shakespeare, Thomas Wolfe o James Joyce que Neal Cassady. Aun así, correr de ese lugar a estos grandes nombres de la literatura moderna para instalar como antecesor a un amigo puede considerarse una operación valiosa, que lleva la literatura hacia fuera de sí misma, que la revitaliza y que termina por otorgarle estatuto literario a algo que de otro modo no sería más que lo que por sí mismo es: el testimonio de una época que se cuela por las fisuras de una institución en crisis.

 

Neal Cassady, La carta de Joan Anderson. El santo grial de la generación beat, traducción de Antonio-Prometeo Moya Valle, Anagrama, 2024, 152 págs.

30 Ene, 2025
  • 0

    Silvina Ocampo: marginal

    María Julia Rossi

    Manuel Ventureira
    30 Ene

    Se puede detectar el momento en que comienza una operación de rescate literario; anticipar cuándo termina, no. El de Silvina Ocampo es, en este sentido, uno de...

  • 0

    Un cielo de inmanencia

    Silvio Mattoni

    Anahí Mallol
    23 Ene

    La poesía de Juan L. Ortiz, el modo precioso de articular ritmo, visión, afecto, pensamiento, ha suscitado unos cuantos ensayos y lecturas valiosos. Su textura particular obliga...

  • 0

    Borges por Piglia

    Ricardo Piglia

    Isabel Stratta
    16 Ene

    En una entrevista de 1972, un joven Ricardo Piglia le dijo a Borges que estaba escribiendo un libro sobre él. Un anuncio llamativo, si se lo mira...

  • Send this to friend