LITERATURA ARGENTINA

Zigzag, la primera novela de Dante de Luca, es al mismo tiempo una novela de aventuras, una de iniciación, una de procedimiento y de personaje. Lo primero que aparece es una voz, una lengua desbordada, moderna pero difícil de ubicar, llena de coloquialismos y modismos latinos, una voz errática y al mismo tiempo autoconsciente, joven, arrojada, fresca, musical. Un narrador chileno radicado recientemente en Buenos Aires, con aspiraciones de artista plástico, cuenta la peripecia de levantar un espejo encontrado en la calle y llevárselo a su casa. Allí prepara el proyecto final de Dibujo I, una materia que cursa en la universidad pública, en la que le pidieron un autorretrato: “Entonces decidí pintar mi rostro, tal como lo veía en el reflejo. Sería mi interpretación de Las Meninas de Velázquez”. Sin embargo, en ese proceso el narrador cree descubrir que es feo y se deprime. Hace unos años se hizo viral una canción de PlayGround Fire cuyo título es una pregunta que podría hacer el propio narrador: “Velaske, ¿yo soi guapa?”.

De ahí en más, el protagonista se convierte en una suerte de Huckleberry Finn queer del Tercer Mundo en el siglo XXI. Peleado con su “roomie infernal” y por lo tanto un poco homeless, el narrador recorre, al modo de un flanêur, la noche urbana. Es una noche solitaria, silenciosa, sin peligros pero sí desconsolada: migrante. Llega primero a la casa de la única amiga chilena que tiene en Buenos Aires y luego a la casa en que se desarrollará una extensa y psicodélica cita con un “weón que se veía bien”, que conoce por medio de una aplicación.

El chico de la cita se llama Dante. Barajar y dar nuevo, ¿qué hacer ahora que la literatura genera su plusvalía cuando los personajes de las novelas se construyen a imagen y semejanza del yo autoral? La respuesta de De Luca parece ser no sólo una vuelta de tuerca, sino también un guiño metaliterario, un mensaje subliminal. Una respuesta en contra de aquella premisa que suele rondar en los talleres literarios iniciáticos según la cual la primera novela suele ser casi siempre forzosamente autobiográfica. Identidad, extrañeza, extranjería son los asuntos que se fusionan sin solemnidad en la caja de resonancias en que rebota la deriva interna del narrador.

Dante es entonces un personaje secundario pero magnético y resbaladizo, que recibe enfermo en su casa al protagonista de Zigzag que, atrapado por la espiral de un delirio febril ajeno, interpretando el rol de un enfermero piadoso, conduce la novela a una zona lemebeliana. Hay algo también de la literatura de Oscar Hermes Villordo —el autor chaqueño de La brasa en la mano, entre otras novelas emblemáticas de la literatura queer argentina—, tal vez por el desenfado con que se narran escenas de sexo explícito. Un trabajo que la novela lleva más allá porque se adentra en la exploración de aquel borde en el que el sexo se toca con su aspecto más crudo e íntimo, casi escatológico: “caché que algo se derramaba, mas no adentro sino fuera de mí, y tampoco en mis nalgas, sino en mi nuca. Una sustancia con grumos que parecía café con migajas de galleta”. Inmediatamente Dante pide disculpas por haber vomitado encima del protagonista.

Como si estos encuentros sexuales funcionaran como puntapié, el narrador es arrasado por los recuerdos de su Chile natal y le cuenta toda su vida a Dante (¿tal vez esta pueda pensarse como la zona Bildungsroman de la novela?). A medida que repasa su historia familiar y una infancia marcada por el bullying y la homofobia, el protagonista reflexiona sobre los intercambios de poder. Dice, pensando en los compañeros que lo usaban para obtener felaciones pero que durante el día lo amedrentaban: “Seguían con su doble vida y hasta les daba mayor placer encontrarse con otros curiosos, bien varones como ellos. […] Lo que buscaban en mí se hallaba realmente dentro suyo. Yo era igual a mi espejo: a través de mí, se miraban entre ellos”.

Descolocar la lengua y la identidad, encontrarse con y en otrxs: usar a favor las deformaciones que devuelve el reflejo tramposo de un espejo ajeno.

Dante de Luca, Zigzag, Mardulce, 2024, 152 págs.

6 Feb, 2025
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