Martha Argerich

A esta altura del siglo se podría afirmar sin miramientos que aquel posicionamiento borgeano que entronaba al lector como el real “hacedor” de la literatura ha retrocedido unos cuantos casilleros, cediéndole nuevamente el lugar de privilegio al homo scriptor. El producto de esa regresión ha dado como resultado una producción artística mayoritariamente ramplona, sin una pizca de curiosidad por la indagación formal, en un universo seriado de productos que se parecen, es decir, que dialogan entre sí bloqueando todo tipo de acceso al verdadero lector. Desoyendo el canto de esta sirena, el mexicano Jacobo Zanella se propuso en Escuchar la nieve componer un friso personalísimo de lecturas.
En su caso, el advenimiento de la pandemia logró frenar momentáneamente la innumerable red de textos proliferantes. Desandando este camino y con una única regla en mente —no escribir una sola línea—, se dedicó a recolectar opíparamente el fruto de lo más heterodoxo y heterogéneo que un lector contemporáneo podría contemplar: en su lienzo, heredero de los ejercicios rocambolescos de El Bosco, se dan cita Céline, Van Lommel, Markson, Galilei, Woolf, Berman, Manganelli, Dampier, Battuta, Börne y un extendidísimo etcétera. Con tan solo 268 entradas dispuestas de una manera que sólo el autor conoce, Zanella separa la paja del trigo en un arte que, como en una sinécdoque, logra reemplazar en una porción la torta entera.
Lo mejor, por supuesto, es el tono de fondo que va tallándose al escuchar las disímiles voces que dan sentido al conjunto, todo lo cual ayuda a entender al estupefacto lector de las páginas que lo que está haciendo es recuperar esa cosa que se perdió en nuestra época y que es precisamente la curiosidad por lo diverso.
La pregunta que cabe hacerse al concluir el libro es si esta no será una respuesta personal y titánica al advenimiento de las IA, cuyo procedimiento algorítmico procesa orgánica y ordenadamente la lectura. Algo así como un atentado algo terrorista, algo ineficiente y hermoso que recuerda las intervenciones de Francis Alÿs, en donde se evidencia que lo único que tiene el humano a su favor es la posibilidad de habitar una errancia improductiva sin fin.
Jacobo Zanella, Escuchar la nieve. Cuaderno de lecturas, Ediciones Bastante, 2024, 186 págs.
Parásitos perfectos no es sólo una colección de cuentos, es también una galería ingente de escenas que retratan fusiones y ensamblajes de lo más variados entre cuerpos,...
En una novela de Gonzalo Celorio de fines del siglo XX, un profesor de literatura componía un mapa preciso de referencias urbanas y personales mientras recorría bares...
A la manera de una antena parabólica, Señales de nosotros de la chilena Lina Meruane recoge experiencias, capta huellas, atiende las trazas del golpe de Estado a...
Send this to friend