Inicio » OTRAS LITERATURAS » Bajo el signo de Marte

Bajo el signo de Marte

Fritz Zorn

OTRAS LITERATURAS

Fritz Zorn murió joven e infeliz, rico y solo. Su historia fue la de una discordancia entre un exterior armónico y un interior pútrido de neurosis: hasta que le descubrieron cáncer en 1976, su existencia se dilapidó bajo el disfraz utilitario de un profesor zuriqués de cuna modelo y con las materialidades resueltas. Germinado de la necesidad de encontrar las razones espirituales que originaron el mal, Bajo el signo de Marte propone un examen sobre lo que no hubo, lo que no se dio, justo cuando la muerte merodea y ya no hay nada que se pueda hacer al respecto.

Resulta difícil afirmar que Zorn narró su vida. Contra el mandato chejoviano de que es preferible mostrar a decir, sus memorias son un largo decir en tres partes de intensidad creciente. Tal vez la elección formal, opuesta a los pilares fundantes de infinitos cursos de escritura, se debió a que su autor tenía poco para contar y mucho para rebatir. Bajo el signo de Marte carece de conflictos escenificados, pero tampoco le hacen falta. Lo que Zorn quiso expresar sobre sus padres, sus remilgos burgueses, la futilidad de sus creencias, el aislamiento escolar y las vacancias juveniles se encandece a partir de un discurso que no perdona a nadie mientras argumenta en ritornelo, con una exuberancia que hace pensar en un Bernhard tal vez menos musical, pero dispuesto a reconocer como propia la gangrena que cunde a su alrededor.

La cruz de Zorn es su castidad, la tortura de una intimidad sin peripecia. La siguiente cita es una de las tantas que varían sobre el mismo desahogo: “Dicho en otras palabras: no quise a nadie y no tuve relaciones sexuales con nadie, lo que da como resultado lo mismo, si se lo resume en la palabra ‘amor’. Claro que yo no era normal, claro que yo era inferior, y justamente por este motivo”. El lamento se sustenta en una frustración casi abstracta. Si hubo tentativas con mujeres —o con hombres, aunque Zorn dice secamente que la homosexualidad no es lo suyo—, el libro prescinde de ellas. Las únicas figuras femeninas son la madre púdica y una extraña silueta onírica que el autor emparenta consigo mismo antes que con cualquier otra persona. La sexualidad se ahueca de deseo en tanto es descripta como una función malograda, sin avidez ni mediación del goce. Ese recato de base, adjudicable quizás al castigo de una educación demasiado celosa, se riñe hasta cierto punto con el proyecto confesional, que Zorn va extremando a medida que avanza en su expiación y que reserva para el sexo un dolor sordo, más aludido que aquilatado: “Me daba cuenta de que uno podía fracasar de las más diversas maneras, eso no era tan grave. Pero no se podía fracasar en el campo sexual, porque era una vergüenza y algo imperdonable”.

Marte, equivalente romano de Ares, dios de la guerra y también del ímpetu creador, es el escudo astrológico en el que se abriga para enfrentar el destino que espera por él. El bulto en el cuello cifra la castración de un alma que ya sólo puede anhelar una interpretación de último minuto. Tras el recorrido biográfico, la prosa escala en violencia —fantasías criminales incluidas— y la cólera precisa enemigos cada vez más amplios: la familia, los terapistas, Suiza, el capitalismo occidental. Se despliega, por etapas, un camino que trueca aceptación por clarividencia. En alemán Zorn significa “ira”, cristal bajo el que el Zorn autor pretende leerse, uno bien alejado del inscripto en su nombre verdadero: Fritz Angst, que refiere a angustia o tristeza. Amén del evidente repudio filial, la ambición de transformarse implica vigores muy específicos: “Si no puedo ser feliz y si mi vida no puede tener un sentido, puedo todavía explicarme lo que soy y qué es mi vida”. Antes o después, con sufrimiento o sin él, un cometido nada menor. ¿O acaso son legión los que se conocieron antes de partir?

 

Fritz Zorn, Bajo el signo de Marte, traducción de Susana Spiegler, Pinka, 2024, 240 págs.

20 Feb, 2025
  • 0

    Risa negra

    Sherwood Anderson

    Raúl A. Cuello
    6 Mar

    No todos los días se escribe sobre el primer libro de una editorial naciente como Palmeras Salvajes, que inicia su catálogo con Risa negra, el libro más...

  • 0

    Somos luz

    Gerda Blees

    Facundo Gerez
    27 Feb

    Inspirada en la noticia del fallecimiento de una mujer en una comunidad de Utrecht (Países Bajos) durante el verano de 2017, Gerda Blees (1985), escritora y poeta...

  • 0

    La otra mitad de París

    Giuseppe Scaraffia

    Sebastián Menegaz
    13 Feb

    Con “la otra mitad”, el artista de la paráfrasis, el caballero de la fina estampa (mundana) que es el profesor Scaraffia alude a la rive droite del...

  • Send this to friend