Creaciones

El hecho de que esta sea la primera edición de Creaciones desde su publicación original en 1883 no deja de sorprender, no sólo porque Eduarda Mansilla ha sido revalorizada en las últimas décadas como una de las escritoras argentinas más importantes del siglo XIX, sino también porque “El ramito de romero”, relato incluido en el volumen, se ha convertido con el tiempo en una especie de cuento de culto, rebautizado como el “primer Aleph” de la literatura argentina. Lejos de ser una conexión azarosa, su autora emerge en la meticulosa e inteligente introducción de Jimena Néspolo (editora del volumen) como una verdadera precursora de la llamada “Generación Sur”, tanto por su uso del género fantástico como por su mirada irónica sobre la propia clase dirigente del país, cuya filiación es insoslayable cuando se es la sobrina de Rosas, la hija del general Lucio Mansilla y la esposa de un destacado diplomático.

Al plantear este tipo de vínculos que conectan a Mansilla hacia adelante, en diálogo con la literatura argentina del siglo XX, esta introducción actualiza la manera en que podemos leer Creaciones en pleno siglo XXI. Porque Néspolo piensa estos siete textos (seis relatos y una obra teatral de un acto) en cruce con la cultura europea y americana de ese tiempo, pero también con sus herederos. Una mirada que le permite ver lo innovador en Mansilla, el lugar donde su ficción se vuelve más eficaz. Así lo destaca la propia editora, al señalar: “Eduarda es más Eduarda cuando desborda el corsé por los siete costados y sus fisuras, cuando el cinismo y la maledicencia afilan su pluma y aguzan su mirada”.

En este sentido, la introducción de Creaciones abre un amplio y detallado panorama sobre la vida y la obra de Eduarda Mansilla: precisa fechas, releva un corpus actualizado de trabajos críticos sobre la autora, busca nuevas fuentes en la prensa periódica de fines del siglo XIX y desarrolla nociones fundamentales —como el gótico en el Río de la Plata o los modos de acceder a la publicación de los que disponían las mujeres en ese período— para pensar su lugar (o no lugar) en el canon literario argentino. Así, rasgos centrales en la obra de Mansilla, como la combinación de una refinada cultura cosmopolita con una forma de escribir sencilla y vinculada al habla rioplatense, dan cuenta de un perfil autoral con rasgos modernos, de avanzada.

Este perfil se destaca especialmente en las diferentes maneras que Mansilla encuentra para escribir sobre una temática tan popular en el siglo XIX, especialmente en la llamada literatura femenina, como el amor romántico, eje central o telón de fondo de todos los textos de Creaciones, a excepción de “Beppa”. En sus relatos más realistas (como “Similia similibus”, “Kate” o “Sombras”), el amor se convierte con el tiempo en ironía, en tragedia o en aburrida razonabilidad. Lo único que no cambia es la perspectiva distante, lejos del amor pasional idealizado. Cuando Mansilla toca lo fantástico, el tratamiento es otro, pero la mirada desconfiada que subyace es la misma: ahí está para probarlo el final de “Dos cuerpos para un alma” y ese príncipe que enloquece por pretender dividir su amor entre dos mujeres que, en realidad, no lo quieren tanto.

Personajes europeos, argentinos, estadounidenses; aristócratas y trabajadores; positivistas y religiosos: Mansilla traduce el mundo variado y cosmopolita que ha recorrido a través de su mirada “cínica”, “afilada”, como destaca Néspolo, y gracias a ese desborde mantiene fresca su pluma, a punto tal que sus relatos, al día de hoy, se dejan leer como un buen clásico de literatura argentina.

Eduarda Mansilla de García, Creaciones, edición, introducción y notas de Jimena Néspolo, Corregidor, 2015, 272 págs.