Inicio » TEORÍA Y ENSAYO » La hipnosis

La hipnosis

Sigmund Freud

TEORÍA Y ENSAYO

Damas encorsetadas a la moda y caballeros con sombrero de copa se agolpan para ver al hipnotizado, colocado en posición horizontal sobre el respaldo de dos sillas, con una muchacha sentada encima para certificar su rigidez. La “plancha humana” es uno de los trucos clásicos de los hipnotizadores de escenario, y aunque la foto de tapa de La hipnosis. Textos (1886-1893) puede hacernos creer por un momento que Sigmund Freud se prestó en su juventud a tales montajes, lo cierto es que no utilizó esa técnica como entretenimiento sino con fines puramente terapéuticos. Yendo del espectáculo de vaudeville al Hospital de la Salpêtrière en París, la hipnosis fue un método que la medicina introdujo a fines del siglo XIX para el tratamiento de “enfermedades nerviosas”, complementándolo con hidroterapia, masajes, electroterapia, sobrealimentación y aislamiento del paciente. Este libro, que reúne textos tempranos del autor, nos invita a hacer un recorrido por las concepciones médicas de eminencias como el profesor Jean-Martin Charcot y su rival Hippolyte Bernheim, quienes influyeron en el joven becario de la Facultad de Medicina de Viena cuando estuvo en Francia por un viaje de estudios. Aquellos primeros pasos de Freud en el campo de la salud mental son contextualizados por Mikkel Borch-Jacobsen en una amena presentación donde se ilustra el panorama social y científico de la época. Podría resultar paradójico que el editor y prologuista, coautor de El libro negro del psicoanálisis (2005), sea un ferviente detractor del legado freudiano, pero este dato curioso nos revela que el valor de La hipnosis es más que nada histórico. De hecho, el libro aborda el período prepsicoanalítico, si tenemos en cuenta que dicha disciplina se inaugura en 1900 con la publicación de La interpretación de los sueños, y que su técnica es la asociación libre y no la relegada hipnosis, ya que era antes de que Freud examinara las fuerzas que se oponen dentro del paciente a su curación —las llamadas “resistencias”— cuando se usaba el método hipnótico para dormir al enfermo, buscar sus recuerdos traumáticos y proceder a “borrarlos”.

A pesar de que la mayor parte de los textos que compila esta edición se encuentran en el primer tomo de las Obras completas, la larga introducción a cargo de Borch-Jacobsen (ocupa la mitad del volumen) les da una impronta diferente al contextualizar el desplazamiento del interés científico del futuro padre del psicoanálisis de la neurología a la psicología, de la anatomía del sistema nervioso a la histeria. Poco a poco irá Freud relativizando la hipótesis de una predisposición hereditaria del enfermo para dar lugar a la concepción de los síntomas como “simbolizaciones” del trauma, metáforas o conversiones corporales. Estos adquirirán un sentido psíquico y, así, un dolor en el pecho podrá ser asociado, por quien no sufre una afección cardíaca, con un problema amoroso que le “rompió el corazón”. En aquel entonces se inaugura una nueva forma de abordar el sufrimiento, y La hipnosis nos permite rememorar el origen de conceptualizaciones que hoy se han vuelto parte del sentido común.

 

Sigmund Freud, La hipnosis. Textos (1886-1893), introducción y presentación de Mikkel Borch-Jacobsen, traducción de Isabel de Miquel Serra, Ariel, 2017, 384 págs.

25 May, 2017
  • 0

    La elocuencia secreta

    Oscar Steimberg

    Federico Reggiani
    5 Sep

    Podemos rondar una idea muy linda, si evitamos el riesgo de alegoría que acecha en toda metáfora: el mundo como una enorme conversación que lo abarca todo,...

  • 0

    Literatura argentina y política

    David Viñas / Juan Pablo Canala (ed.)

    Sandra Contreras
    29 Ago

    La edición crítico-genética de Literatura argentina y política de David Viñas, a cargo de Juan Pablo Canala, que EDUVIM viene de publicar en dos tomos, es, como...

  • 0

    Un poema pegado en la heladera

    Martín Prieto

    Francisco Bitar
    22 Ago

    Martín Prieto es poeta, lo que significa que vivió su juventud de una manera excepcional. Quién no lo hizo, se dirá; pero se espera de un poeta...

  • Send this to friend