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No son muchas las veces en que un autor o autora publica dos textos en simultáneo. Por eso, tampoco abundan los momentos en los que, como lectores, podemos pensar a la vez, en resonancia, en contraste, dos libros nuevos de un mismo escritor. Es lo que ha ocurrido recientemente con Quedate conmigo y Jajaja, de Inés Acevedo (Tandil, 1983).
He aquí un asunto sobre el que pensar: ¿qué aporta la simultaneidad material de las publicaciones? Si el texto está siempre afectado por el contexto: ¿de qué manera la publicación de Jajaja, colección de veintitrés relatos que juega con la experiencia y la frescura infantojuvenil como motivos, influye en la lectura de Quedate conmigo, novela de aventuras e iniciación muy cercana a la ciencia ficción? La misma pregunta, claro, rige también a la inversa.
Una de las posibles respuestas apunta a la problemática de los géneros y los tonos. En Quedate conmigo, Acevedo se mueve con una lentitud paradójica que habla de su modo de pensar el género novela: es un ritmo parsimonioso que, sin embargo, nunca abandona la acción. En Quedate conmigo siempre están pasando cosas: todo comienza una tarde en vísperas de Nochebuena, cuando un objeto volador extraño cae en el campo. Tati, protagonista y narradora en primera persona de la novela, busca junto con su hermana y unos amigos develar los misterios que se inician con ese evento. Quedate conmigo, entonces, toma el ritmo de la novela de aventuras y de la ciencia ficción, lo que le da agilidad a la acción. Pero también suma el aporte de la literatura experiencial: hay en sus páginas una investigación profunda de la experiencia infantil, del modo de vivir, contar, leer y escribir de los niños. Y es esta investigación la que funciona como contrapeso para el ritmo desbocado de la acción.
En este punto es donde la lectura de Quedate conmigo y la de Jajaja se arrojan luz entre sí. La búsqueda de un tono experiencial infantil está también presente en los cuentos de Jajaja. Ya no se trata aquí solamente de una voz infantil. Más bien, lo que Acevedo busca con estos cuentos es una forma de contar ligada a la frescura, el desparpajo, la espontaneidad, pero que a la vez no quede demasiado lejos de lo sutil, de lo suave. Hay, en los relatos de Acevedo, un aire de libertad repentina, como si nada pudiera detener las ganas del lenguaje. Las historias son diversas: desde cómo llegó a publicarse Quedate conmigo, anécdota de “Nadie quiere a los extraterrestres”, cuento que construye un claro puente entre los dos libros; hasta las vicisitudes de una narradora que reflexiona sobre Faulkner y descubre el amor por los perros cuando le piden que cuide a uno por unos días.
¿Cómo se puede contar en una novela y en un cuento? ¿Y qué en cada género? ¿Qué equilibrio encontrar entre acción y tono en cada uno? Este es el tipo de preguntas que plantea la publicación (y lectura) simultánea de Quedate conmigo y Jajaja. Los dos libros de Acevedo acercan respuestas en las distintas modulaciones de una búsqueda común: ¿cómo narrar, a la vez, con el ímpetu de las ganas y la lentitud de la experiencia?
Inés Acevedo, Jajaja, Mansalva, 2017, 168 págs.; Quedate conmigo, Marciana, 2017, 242 págs.
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