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Una característica del museo moderno es poner en un mismo lugar lo que fue separado por la geografía. Esa anulación del espacio es indisociable de la voluntad de reponer una totalidad: el espacio es una condición de todo lo que está incompleto. La relación entre la colección y el todo explica muchas cosas. De ahí surge el goce del coleccionismo. Es de ahí de donde nacen, también, las ficciones teóricas que atribuyen unidad y consistencia a entidades abstractas como la historia del arte o los Estados-nación: ilusiones de totalidad que sin ese auxilio difícilmente serían otra cosa que absurdos elencos de realidades dispersas.
Como en el diorama de un museo de ciencias naturales, la pintura Concierto Nacional de Aves Nr. 9 de Juan Reos reúne en una escena especies que no podrían encontrarse en un mismo lugar físico. Con ese coloquio improbable se cifra una imagen sinfónica del territorio político. Reos la ha llamado “concierto nacional”. El tipo de imagen que la obra retoma depende de un modo específico de relación con la palabra: la nomenclatura. El espectador recibe una publicación que evoca el programa de un concierto con la nómina de las treinta y tres aves representadas y un esquema del cuadro con las figuras silueteadas y numeradas para permitir su identificación.
El truco es común en los libros de idioma: el estudiante se encuentra con una representación en miniatura de una ciudad, donde todas las instituciones y comercios que la componen se concentran en unas pocas manzanas. El estudiante se podría preguntar si es posible que todos los edificios estén realmente tan cerca unos de otros, pero no lo hace: acepta tácitamente el pacto de lectura que propone ese dispositivo didáctico. Lo que importa de que las cosas estén juntas es la posibilidad que eso brinda de aprender sus nombres. En su despliegue material, el deseo de nombrar la totalidad de lo visible conduce a la condensación del mundo: fabrica antologías visuales, cancela la espacialidad.
El procedimiento consiste en la naturalización de un catálogo: la articulación verosímil en el espacio físico representado de lo que ordinariamente encuentra su domicilio en el espacio abstracto de una lista. En esta muestra, la palabra “catálogo” remitirá al Catalogue d’oiseaux, la serie de piezas para piano de Olivier Messiaen basada en sonidos de aves. Un visitante sentimental podrá recordar quizás con mayor rapidez a los hermanos Cuestas —el dúo entrerriano que basó su fama en el talento de Rubén Cuestas para imitar silbidos y trinos de pájaros argentinos—, pero la retórica de exhaustividad vuelve más pertinente la referencia al francés.
El mecanismo formal en el que la obra se apoya demuestra una sensibilidad especial hacia la historicidad de las formas concretas en las cuales las representaciones icónicas han funcionado socialmente. Además de la destreza técnica y la vena humorística, la producción de Reos resalta por todo lo que ilumina en la historia cultural de las imágenes. Hay una atención dirigida hacia las maneras con las cuales las instituciones y los hábitos culturales han rodeado las pinturas de palabras y de gestos. La forma-lista había aparecido vinculada tanto a una suave comicidad como a una exploración del desfasaje entre la visualidad y la función referencial del lenguaje en la instalación pictórica M.P.E.P. de 2018, compuesta por veinticinco miniaturas ejecutadas a partir de los títulos de obras patrimoniales del Museo de Bellas Artes de La Plata que el artista jamás había visto. Como en Concierto, el montaje fue acompañado con un dispositivo gráfico que explicitaba los nombres, y en aquella ocasión, el número de inventario.
La obra de Reos hace chispear en la memoria la materialidad de oficios pretéritos o inferiorizados, como la escultura animalista o la ilustración científica. La ficción —concepto destacado por Subiela Salvo en el texto de la exposición— desplaza y trastoca esas tradiciones, pero también participa de sus saberes. En las escenas aledañas a la pintura de gran formato que recibe al espectador —una colección de viñetas protagonizadas por un burro y el teatro de títeres que cuenta la “Historia de un caballo”—, la sensibilidad hacia el pasado se intuye en la indagación de prácticas de ocio y esparcimiento: una visita a la capacidad de la imagen manual para suscitar risa o constituirse en objeto de entretenimiento que parece ser ajena a nuestros comportamientos de época y encerrar, por eso mismo, la potencia de lo inactual. En el conjunto, se hace evidente que las preguntas por las escalas y por los dispositivos de lo visual se ponen a trabajar aquí en función de un denominador común: una confianza extraordinaria en la eficacia antropológica de las imágenes para despertar admiración, asombro y curiosidad.
Juan Reos, Concierto Nacional de Aves Nr. 9, texto de Imanol Subiela Salvo, Óvalo, Buenos Aires, 9 de noviembre – 14 de diciembre de 2024.
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