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Conjeturas

Varios artistas

ARTE

Probablemente el arte argentino no exista. Al menos no en sus definiciones más identitarias y nacionalistas. Entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX, el ensayismo filosófico intentó definir una esencia para el ser nacional, buscándolo en figuras arquetípicas o en la mezcla de razas, formulando tradiciones insospechadas, como cuando Leopoldo Lugones cree encontrar una filiación helénica para nuestro gaucho de las pampas. La renuncia a la búsqueda de una definición para el ser nacional implica que la propia pregunta por el arte argentino resulta, al menos, sospechosa. Lo que hay, en todo caso, es un conjunto de prácticas heterogéneas producidas en un territorio surcado por flujos y trayectorias que colisionan, se relacionan entre sí y comparten una línea de fuerza hasta que vuelven a separarse. Quizá podamos tomar esta segunda vía para pensar Conjeturas. Explorando el arte hoy, en Fundación Proa.

La muestra curada por Rodrigo Alonso reúne obras de Andrés Aizicovich, Sergio Avello, Elena Dahn, Iara Freiberg, Mauro Giaconi, Silvia Gurfein, Alicia Herrero, La Chola Poblete, Analía Sabán, Mariela Scafati, Alan Martín Segal, Juan Sorrentino, Amparo Viau y Dolores Zinny y Juan Maidagan. Se trata tanto de artistas que producen y circulan en el campo artístico local como de artistas que tienen diferentes tipos de inserción en el campo internacional (porque residen desde hace años en el exterior, porque el sistema de residencias les permite viajar y producir fuera del país, o porque su producción está despuntando en el sistema institucional y comercial del arte internacional, como es el caso de La Chola Poblete).

La muestra se abre con una obra de Sergio Avello que plantea, desde el comienzo, un interrogante en torno a la nacionalidad. Se trata de “Bandera” (2003-2023), una gran instalación lumínica que da forma a una bandera argentina que se prende y apaga según las intermitencias diseñadas con tubos de luz. El carácter irregular del símbolo más reconocible del país fue posiblemente una respuesta a la crisis argentina de 2001 y encuentra reverberaciones ineludibles en el contexto actual. La obra, realizada y recuperada ahora, habilita una lectura en términos esencialistas, en donde la crisis es permanente y el ser nacional es concebido en términos de fracaso (quizá una relectura clasista de la amargura inaugural de un Ezequiel Martínez Estrada).

La muestra continúa con aproximaciones sensibles. Por ejemplo, la obra de Silvia Gurfein, que recupera los desechos de los óleos que utiliza en sus pinturas (es decir, los restos que se producen durante el proceso de pintar) y construye a partir de ellos un conjunto de piezas en las que se actualiza la pregunta por la materialidad de la pintura. En “Abducción” (2023), una instalación de grandes dimensiones que ocupa el centro de la segunda sala, Alicia Herrero retoma la imagen de los sistemas de representación estadística, análisis cuantitativo que se ha vuelto una constante en nuestros días, ya sea para medir los números de pobreza e indigencia como los resultados electorales. El gráfico central, que se encuentra sobre una gran plataforma de madera maciza inclinada hacia uno de los extremos, fue realizado a partir de la técnica de anamorfosis, lo que permite generar visualidades divergentes según el punto de vista desde el que nos acerquemos. A su lado está “Bres del mun- (antes Mural Alambrado, 2008)”, de Mauro Giaconi, donde sobre quinientas páginas de libros que compra por kilo dibuja un alambrado representado en escala. Las imágenes, referencias y textos de las páginas de los libros se despliegan en la pared, conformando un gran muro que desarticula el orden original que las páginas tienen en los libros. Como en la instalación de Herrero, también en esta obra se propone una visualidad alterada: el dibujo a escala de un alambrado ofrece la apariencia, al menos desde lejos, de ser un alambrado real y no una representación.

Conjeturas. Explorando el arte hoy lleva a pensar que probablemente no exista un denominador común capaz de homogeneizar las prácticas artísticas locales. En todo caso, las producciones de los artistas contemporáneos encuentran filiaciones hereditarias y continúan tradiciones locales que se insertan en el lenguaje global que exige el arte de hoy. Quedará para otra ocasión observar si los discursos identitarios son un requisito necesario para la producción contemporánea, o al menos para su inserción en el campo artístico internacional.

 

Conjeturas. Explorando el arte hoy, curaduría de Rodrigo Alonso, Fundación Proa, Buenos Aires, 26 de agosto – noviembre de 2023.

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