Soberanía del uso

Con el respaldo y los pies de una cama matrimonial se hicieron extremos de la cruz; con los tirantes, la columna. La luz cenital se derrama tras los barrotes como para estampillar una epifanía. La cama matrimonial, el pacto, la religión y los rituales conglomerados en una serie de sentidos que se forman únicamente a partir de la redistribución de los materiales y sus funciones. Se trata de la obra “Estás en todos lados”, de Mariana Telleria. La muestra es Soberanía del uso. Apropiaciones de lo cotidiano en la escena contemporánea, curada por Federico Baeza y Sebastián Vidal Mackinson. Consta de una serie de instalaciones hechas con materiales, herramientas, instrumentos, muebles y objetos en general de uso cotidiano. Una muestra que nos señala algo de lo invisible y lo transparente de la vida; y como es transparente, y meramente útil, su puesta en el primer plano de la muestra es absolutamente política.

Los artistas son en su mayoría jóvenes que trabajaron en este último período de la Argentina, tan visible desde una perspectiva histórica, y tienen todos algo en común: una mirada nostálgica, piadosa y extrañada sobre el pasado de sus familias, como si se tratara de una memoria recuperada después de una amnesia.  Allí están los botiquines sostenidos con estructuras de hierro, o los pequeños monstruos creados a partir de las infinitas conexiones de triples, cables, zapatillas y enchufes; las paredes de ladrillo hueco a medio terminar, para señalar que el  futuro sólo tiene la forma de una ruina, o un collage de vasos que perdieron su “juego”, como si la colección se formara sin la intervención del coleccionista y dejando al tiempo crear sus obras.

Quizás lo más impresionante de la muestra es que cada obra constituye en sí misma una colección de objetos, como si los curadores, Baeza y Vidal Mackinson, fueran los archicuradores de una serie y de un circuito de pequeños “museos de la memoria perdida”. Cada objeto es, al mismo tiempo, tanto una reflexión sobre los funcionamientos del arte y lo estético en la vida cotidiana como el pasaje (improbable o imposible) entre ese registro y  lo artístico. De modo que en su totalidad la muestra es una especie de exploración sobre el cambio histórico, sobre las cosas que llamamos “pasado” y “presente”, y sobre las fantasías que nos hacemos de una vida individual y de una vida en común. Pero todo esto aparece en la muestra con una mirada que al mismo tiempo es grave (se exhiben los objetos adocenados de la cultura, para darles el enfoque distinguido del coleccionista) y tenue (no hay una instalación que no sea a la vez reflexión sobre la complejidad con que nos planteamos nuestro pasado colectivo), lo que vuelve la exhibición un recorrido arduo.

Detrás de los materiales más consuetudinarios, se escucha con sordina el paso de la historia, que no vocifera ni aúlla –como estamos acostumbrados a percibir la imagen de lo político en América Latina–, pero que de todos modos nos señala que por allí, entre esos objetos perdidos, se vivió un sacrificio y una tragedia.

Soberanía del uso. Apropiaciones de lo cotidiano en la escena contemporánea, curaduría de Federico Baeza y Sebastián Vidal Mackinson, Espacio de Arte Fundación Osde, Buenos Aires, 14 de agosto – 18 de octubre de 2014.