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El colectivo Tótem Tabú, integrado por Laura Codega, Malena Pizani y Hernán Soriano, expone Tecno en galería Komuna. Título y nombre del colectivo combinan las comunidades primitivas de Freud, donde finalmente los hermanos del clan asesinan al padre omnipotente, con los oscuros márgenes del hoy.
Desde el ingreso suenan las voces de un canto gregoriano que espesan la estadía en la sala. Bajo esa música lúgubre, contemplamos el dibujo mural sobre la pared mayor, una mezcla entre el paraíso perdido y el infierno porvenir (o sea, actual). Los personajes representan a Adán y Eva de espaldas al árbol del conocimiento, desconsolados, quizás porque el fruto prohibido ya fue digerido por los bebés que manejan sus notebooks como expertos, bajo la sombra inerte del mismo árbol. La escena apela a la memoria bíblica, asumiendo una torsión contemporánea. Las líneas del dibujo, torcidas, tenues y tétricas, nos atrapan, acaparan nuestra atención, son líneas que, partiendo de lo ajeno, señalan lo propio.
Frente al mural, un televisor reproduce fragmentos de tráileres de películas de ciencia ficción, como Inteligencia artificial, Matrix o Blade Runner. En el piso superior, en penumbras, otro televisor muestra una sucesión de imágenes de interiores de fábricas, alternando entre espacios colmados de trabajadores y espacios vacíos de humanos, aunque repletos de máquinas. En esta obra el colectivo ausculta la transición y el ¿viraje definitivo? del capitalismo industrial al capitalismo tecnológico-financiero.
El video incluye La salida de la fábrica Lumière en Lyon (1895), invertida. Ya no es la salida de los trabajadores, pero tampoco es la entrada. Sería interesante revisar por qué la imagen inaugural de trabajadores en el cine los muestra saliendo de la fábrica (propiedad de los hermanos) y no entrando, o simplemente estando. Hito Steyerl, en Los condenados de la pantalla, interpreta que “la invención del cine marca simbólicamente el principio del éxodo de los obreros y obreras fuera de los modos de producción industriales”. ¿Un anticipo de las fábricas actuales? ¿Faltan imágenes porque desaparecieron los obreros? El tema es complejo. Basta advertir el crecimiento económico chino, basado en un sistema fabril que depende de la explotación de cientos de millones de seres humanos.
Respecto de la relación cine-fábrica, Harun Farocki afirma en Desconfiar de las imágenes: “Casi todo lo que ha ocurrido en la fábrica en los últimos cien años, palabras, miradas o gestos, ha escapado a la representación cinematográfica”. Las imágenes del interior del espacio fabril son imágenes prohibidas, de circulación escasa. ¿Qué evento conviene preservar fuera de campo?
Tecno nos invita a pensar el presente. A pensar sobre lo que no somos capaces (por distintos motivos) de ver. Por un lado, problemas inherentes a la representación, por otro, nuestra relación con el mundo de las cosas.
En 1955, Martin Heidegger dictó la conferencia “Serenidad”. Al final, sugiere qué tipo de relación sería conveniente establecer con la técnica. El filósofo se opone a la ingenuidad de rechazarla y al desatino de aceptarla con feliz inconsciencia. Ni tecnófoba ni tecnófila, la propuesta de Heidegger es paradójica. Promueve servirnos de los objetos técnicos, pero manteniéndonos a distancia, usarlos, pero evitando que nos conciernan en lo más íntimo: “Podemos dar el sí a la ineludible utilización de los objetos técnicos y podemos a la vez decir no en cuanto les prohibimos que exclusivamente nos planteen exigencias, nos deformen, nos confundan y por último nos devasten”.
Tótem Tabú, Tecno, Komuna, Buenos Aires, 19 de agosto – 16 de septiembre de 2023.
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