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Como ciertos sobrevivientes que tiempo después de la catástrofe permanecen sensibles a sus prolongaciones en el tiempo y en el espacio, la detective Mike Hoolihan (Patricia Clarkson) se mueve poco y con cautela, transformando cada uno de sus gestos y palabras en un destello del dolor que la come por dentro. Brilla porque su instinto de cazadora es agudo y la pasea siempre por selvas oscuras, ahora buscando a un asesino serial reaparecido después de muchos años de inactividad. Hoolihan es una ex alcohólica sin memorias de su niñez, pero frente al misterio penetrado por la víctima de turno (una astrofísica empeñada en tirar de la materia oscura acumulada en el centro del universo), su drama se vuelve invisible como el sonido producido por la muerte de una estrella.
La integralidad del pasado no importa mucho en Nueva Orleans —a la que alguien, por ahí, define como “la ciudad que olvida”— y así como, según la película, el orden y las densidades celestes nos definen en este, nuestro mundo, las diferentes edades y los universos paralelos que traspasan a todos los personajes de Out of Blue devoran la trama policial sin cometer el error de tratar de mantenerla coherente. Las ambiciones del film son demasiadas como para someterlas al molde genérico, y acaso esa libertad en las formas y los procedimientos sea una manera de diferenciar lo vintage del puro y llano envejecimiento. Y así Out of Blue luce lejana, nunca anacrónica, como consciente de que la única forma de evitar que un film como este parezca un documento de antaño es filmarlo exactamente como Carol Morley lo hizo: partir de uno de los lugares donde la historia del género terminó de apagarse (el Chinatown de Roman Polanski, por ejemplo) y hacer de esa propia oscuridad el misterio (literal) de la trama. Out of Blue, entonces, es particularmente ilegible en su argumento porque está hecha del tiempo de cristal que rige los astros. Buscar vestigios de la novela de Martin Amis que le presta algunos motivos es como tratar de pegar lo intangible de lo literario con lo fantasmagórico de la luz que le dio la vida al cine, y muy especialmente a esta película, que hace del azul y el rojo confirmaciones de que el día ocupa sólo lo que la noche no puede tragar. Out of Blue es un policial filmado en el infinito, una especie de réquiem galáctico por todos los lugares herméticos del film noir, hamacado al principio por Billie Holliday y Brenda Lee (“I’ll Be Seeing You” nació para acompañar una película como esta) y abandonado finalmente a un ritmo saturnino que parece la secuela de una enfermedad de la memoria. Con esa paciencia otoñal, Morley logró que, en sus mejores momentos, su película intente —y consiga— girar en sentido inverso al de la rotación de la Tierra.
Out of Blue (Gran Bretaña, 2018), guion de Carol Morley a partir de Night Train, de Martin Amis, dirección de Carol Morley, 109 minutos.
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