Otra Parte es un buscador de sorpresas de la cultura
más fiable que Google, Instagram, Youtube, Twitter o Spotify.
Lleva veinte años haciendo crítica, no quiere venderte nada y es gratis.
Apoyanos.
Proyecto Florida da una nueva vuelta de tuerca al neorrealismo. El movimiento italiano ha sido reelaborado en las últimas décadas por los hermanos Dardenne y Ken Loach, pero la propuesta de Sean Baker se opone a la estética morosa del llamado cine social que estos directores enarbolan, sin que ello impida una meditación sobre la precariedad, ya presente en la anterior Tangerine (2015), que fue filmada con tres teléfonos iPhone. Proyecto Florida (en la que el mexicano Alexis Zabe, conocido por sus colaboraciones con Fernando Eimbcke y Carlos Reygadas, funge como director de fotografía) es un filme sobre una joven mujer, Halley, que vive con Moonee, su hija de seis años, en un motel ubicado a un costado del parque temático de Disney en Florida. Baker muestra tiendas de souvenirs, restaurantes y fuentes de sodas que estimulan los sentidos con sus formas arquitectónicas y colores. La gama cromática, evidentemente pop, alude, en primera instancia, al consumo y al turismo. Los efectos catastróficos de la desmesura, por otro lado, dejan entrever la maquinaria capitalista que, en este caso, tiene las orejas del ratón Mickey.
En el filme de Baker hay pocos contraplanos, y de esa manera se rompe la simetría que produce este efecto espejo, que suele condicionar el entendimiento entre los personajes. El director, que realiza este tipo de montaje en contadas ocasiones, prefiere mostrar los lugares. Una de las secuencias más reveladoras de la película sigue a Moonee y dos amigos en una excursión a una casa abandonada. El trayecto que realizan los niños va del exterior luminoso a la penumbra que reina en el interior de la morada, en la que hay objetos que atestiguan que alguien huyó de ese lugar; luego prenden fuego a la ruina. Este hecho es sintomático porque los niños viven en cuartos de hotel, en un estado de permanente suspensión (como si se tratara de unas vacaciones), ya que no tienen dónde vivir. El contexto de pobreza, que es manejado con un humor que evita la abyección redituable, se ve en las actividades de los personajes. La madre de Moonee, una joven desenfadada, vende perfumes afuera de un club para pagar el alquiler del cuarto. Su vecina y amiga, que sirve mesas en una cafetería, se encuentra en condiciones similares.
Al inicio del filme se escucha "Celebration", la famosa canción de Kool & The Gang. Una aclaración: el filme no es una celebración de las condiciones de vida y laborales de sus personajes, que en más de una escena se mezclan con la gente que realmente habita en esos hoteles. Se trata, por el contrario, de una atenta mirada a los lugares empobrecidos a causa de los proyectos corporativos que agotan los recursos y la fuerza de trabajo de las zonas en que se emplazan y, siniestramente, excluyen a una gran cantidad de personas. En una escena de gran fuerza emotiva se observan el castillo de la Cenicienta y el emblema de Disney World, símbolos que funden la inocencia infantil con el pensamiento mágico que monetiza los sueños y las promesas de salvación que alienan y desgarran vidas.
The Florida Project (EEUU, 2017), guión de Chris Bergoch y Sean Baker, dirección de Sean Baker, 115 minutos.
Los documentales de Netflix —salvo honrosas excepciones— están cuidadosamente elaborados a partir de fórmulas caducas con las cuales resulta complejo vislumbrar algo, por más ínfimo que sea,...
Cuesta creerlo hoy frente a la penosa cartelera de las plataformas de streaming, pero hasta Chris Marker, uno de los grandes experimentadores del cine, celebró a comienzos...
“Work” es el título del capítulo seis de The Philosophy of Andy Warhol. Al tratarse del libro de un artista, el instinto inicial es entenderlo por “obra”,...
Send this to friend