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Hay una miniescena que se repite en varias de las películas de Hong Sang-soo, algo así como un separador corto, de menos de un minuto, entre dos escenas grandes. Es una escenita simple, algo que el camarógrafo durante el rodaje ve al azar y registra: frente a un lugar turístico o un “lugar lindo”, una persona le saca una foto a otra. Es el tipo de foto que conocemos también de nuestra vida. La foto de alguien que quiere dejar constancia de que estuvo ahí. Esa foto no quiere mirar el lugar, ni el cuerpo, sino ambos juntos. Al mirar la foto, no vemos el lugar, ni a la persona desde un punto de vista particular. Es decir, sabemos poco de ambos.
De los personajes que habitan las películas de Hong tampoco sabemos mucho. Por lo general, son personas que pasaron la adolescencia, pero siguen comportándose así, entre el vagabundeo, los semiobjetivos, el semiamor. Hay un grupo que fue apareciendo en su filmografía y que prácticamente no volvió a abandonarla: las personas que tienen que ver con el cine de industria chica, o independiente: directores, guionistas, actores, productores.
En Woman on the Beach (2006), un director se va a la playa a terminar el guión de su película. Es una playa deshabitada, otoñal, gris y llena de hoteles construidos en los años noventa. La película sigue los amoríos de este director, todos bastante superficiales. En un momento conoce a una chica y para establecer una relación le dice que la quiere entrevistar porque se parece a un personaje de su guión. La chica accede. Después de la entrevista, el director y la chica se emborrachan en un bar. La chica le pide que le describa el personaje para el que la entrevistó. “Es bastante simple y honesta”, dice el director. “Pero sólo es capaz de ver lo que puede así que en realidad no es honesta. Es simple y un poco abstracta, y eso no le queda bien. Cree fácilmente en lo que otros le dicen. También cree en la autoridad y el éxito”. La chica delante de él siente que el director habla de ella. Nosotros espectadores sentimos que el director la ve así. La chica pregunta: “¿Yo soy así?”. “No”, la tranquiliza el director, “ella es sólo un personaje”. En ese momento, nos damos cuenta de que no sabemos nada de ella, incluso sabemos más sobre los personajes ficticios mencionados en una película dentro de la película, que sobre los que están ahí en la pantalla.
El cine de Hong es sobre la concentración: mira de manera obsesiva el mundo al que pertenece, el mundo del arte que nació así como lo conocemos, en los años noventa, y que prometió a muchos un lugar de protección y ahora los descubre rodeados de alfombras gastadas, celulares, puertas automáticas que funcionan mal, confundidos y alcoholizados, vagabundos y vacíos, sacándose fotos en las ciudades, sin mucho qué hacer.
De las películas que se exhibieron en la retrospectiva de Hong Sang-soo en la edición 2013 del Bafici, actualmente sigue en cartel En otro país (Corea del Sur, 2012, 89 minutos).
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