Otra Parte es un buscador de sorpresas de la cultura
más fiable que Google, Instagram, Youtube, Twitter o Spotify.
Lleva veinte años haciendo crítica, no quiere venderte nada y es gratis.
Apoyanos.
En octubre de 2021, el Centro Pompidou de París presentó una retrospectiva de la obra de Kelly Reichardt (Estados Unidos, 1964) dentro de su programa “Où en êtes-vous?”, para el que regularmente comisiona un cortometraje en que el cineasta ofrece una muestra de su proyecto en curso. Reichardt realizó dos: Bronx, New York, January 2020 y Cal State Long Beach, CA, November 2019. Se trata de documentales de observación sobre el trabajo de dos escultoras —Michelle Segre y Jessica Jackson Hutchins, respectivamente— cuya obra aparece luego en Showing Up atribuida a las artistas ficcionales que protagonizan la película. Pero la relación entre estos documentales preparativos y el largo de ficción va más allá. Lo que hace Reichardt en los cortos es construir y practicar un modo de mirar a un artista mientras trabaja y registrar su proceso. Ese gesto constituye luego el grueso de Showing Up —y, sospechamos al final, quizás también su objetivo—. ¿Es diferente ver la factura de una escultura que ver sólo la pieza terminada? ¿Qué nos dice sobre el resultado final haber acompañado los pasos que se siguieron para lograrlo?
Inmersa en el mundillo artístico en la órbita de una escuela de arte en Portland, Oregon (escenario habitual de las historias de Reichardt y sitio por excelencia de las extravagancias liberales de la corrección política estadounidense, como supo parodiar con genialidad Portlandia en la década pasada), Lizzy (Michelle Williams) se apura a concluir la obra para su nueva exposición, que abre en una galería local en pocos días. Además de terminar las piezas de cerámica —pequeñas figuras humanas cuyos posibles bocetos en acuarela hemos visto en los créditos iniciales—, esmaltarlas, llevarlas a un horno, montarlas en sus soportes y plintos, y finalmente disponerlas en la galería, a Lizzy le toca ocuparse de otros detalles de la muestra: comprar el queso y el vino, hacer las invitaciones. Pero Lizzy tiene también un trabajo regular como secretaria en la escuela de arte, donde su propia madre es su jefa. Y tiene una relación áspera con Jo (Hong Chau), su casera, y una artista más exitosa. Y tiene una familia disfuncional. A esto se suma la obligación (no del todo voluntaria) de ocuparse de una paloma herida durante estos días críticos. La paloma la acompaña en su estudio mientras trabaja y también queda al cuidado de otros artistas, en otros estudios, cuando Lizzy no puede atenderla. Finalmente va con ella a la inauguración de la muestra, donde le quitan el vendaje y la liberan.
La alegoría es obvia y abierta, casi demasiado fácil: el ave herida, al cuidado de la sensible artista achuchada, ambas tomando vuelo a la vez después de la muestra. Reichardt nos ha acostumbrado a estas construcciones alegóricas con un animal en el centro. Una perra servía para pensar en la dependencia emocional en Wendy & Lucy (2008); una vaca, para reflexionar sobre el origen del capitalismo en First Cow (2019); un búho, para poner en escena el acto de observar y ser observado en Owl (corto, 2019). Pero en este caso el esfuerzo parece estar en otro lado. La paloma le sirve a Reichardt para esconder esa mirada curiosa y sostenida sobre la labor manual de los artistas, para disimular narrativamente en una película de ficción lo que le resultó lícito gracias a las convenciones del cine documental en los dos cortos preparatorios para el Pompidou.
La secuencia final de la película confirma esta intuición: después de su liberación en la galería, la paloma vuela a la calle. Lizzy y Jo la quieren rastrear y por varios minutos vemos en contrapicado árboles, postes telefónicos y cables eléctricos contra los cielos de Portland. Nunca encuentran a la paloma y concluyen que “estaba lista para irse”. El último plano las muestra alejándose juntas a comprar cigarrillos, amigadas después del frenesí de sus respectivas inauguraciones, desde la altura de la copa de un árbol. Lo último que escuchamos es el arrullo de una paloma.
Showing Up (Estados Unidos, 2022), guion de Jonathan Raymond y Kelly Reichardt, dirección de Kelly Reichardt, 108 minutos.
Los documentales de Netflix —salvo honrosas excepciones— están cuidadosamente elaborados a partir de fórmulas caducas con las cuales resulta complejo vislumbrar algo, por más ínfimo que sea,...
Cuesta creerlo hoy frente a la penosa cartelera de las plataformas de streaming, pero hasta Chris Marker, uno de los grandes experimentadores del cine, celebró a comienzos...
“Work” es el título del capítulo seis de The Philosophy of Andy Warhol. Al tratarse del libro de un artista, el instinto inicial es entenderlo por “obra”,...
Send this to friend