Otra Parte es un buscador de sorpresas de la cultura
más fiable que Google, Instagram, Youtube, Twitter o Spotify.
Lleva veinte años haciendo crítica, no quiere venderte nada y es gratis.
Apoyanos.
Los créditos iniciales de Transparent, la serie con la que Amazon intenta colarse en el ring de los grandes estudios de televisión, anticipan a modo de collage varios de los elementos que encontraremos en ella: el peso de la familia, la cuestión de género, una sensibilidad indie y un tratamiento sin estridencias de la construcción de la propia identidad.
Transparent cuenta la historia de una familia disfuncional de Los Ángeles. El padre, Mort, poco después de jubilarse decide contarles a sus hijos que a partir de ahora empezará a llamarse Maura y a vivir la vida como siempre quiso: como mujer. Esta premisa inicial, que podría devenir en comedia grotesca, hace avanzar la trama a pasos pequeños y frágiles, y funciona como excusa para mostrar la complejidad de los lazos familiares y la exploración vitalicia de la identidad. ¿Qué es ser mujer?, ¿qué es ser hombre?, ¿qué es ser adulto?, ¿qué es ser judío? son interrogantes que los Pfefferman se hacen dolorosa e inconscientemente, a sí mismos y a quienes tienen más cerca. Pero Transparent no es solamente la historia del sufrimiento que supone buscarse a sí mismo sino que viene a insertarse en esa categoría (cada vez menos) híbrida del dramedy: no hay alivios cómicos que relajen la tensión del drama, y toda la serie es, más bien, un juego de tracciones entre lo cómico y lo dramático, hilvanadas con sorprendente naturalidad. Lejos del cliché, el chiste fácil o la parodia (aunque resulte un poco irritante esa pátina indie que reviste a los personajes de los tres hijos de Mort, adultos snobs y perdidos en todos los ámbitos de la vida), la serie se adentra en un terreno que, aunque no del todo nuevo, busca desarmar la oposición clásica entre empatía y humor. “Cuando el otro deja de emocionarnos, y sólo entonces, puede empezar la comedia. La risa es incompatible con la emoción” señalaba Henri Bergson en su clásico ensayo sobre el significado de la comicidad. Los guionistas de televisión, sin embargo, parecen más decididos que nunca a desarmar este enfrentamiento para hacer de la pantalla chica el territorio más fértil para el ejercicio de la empatía. Comedias finas como Transparent o Louie demuestran que no hace falta suspender del todo la emoción para llegar al humor y que hay, tal vez, otra risa, alejada de la intención social bergsoniana de corregir e instruir. Otra risa: menos cínica y más compasiva, más cercana a la ternura sin dejar de ser auténtica.
Transparent, guión y dirección de Jill Soloway, Amazon Studios, 2014.
Los documentales de Netflix —salvo honrosas excepciones— están cuidadosamente elaborados a partir de fórmulas caducas con las cuales resulta complejo vislumbrar algo, por más ínfimo que sea,...
Cuesta creerlo hoy frente a la penosa cartelera de las plataformas de streaming, pero hasta Chris Marker, uno de los grandes experimentadores del cine, celebró a comienzos...
“Work” es el título del capítulo seis de The Philosophy of Andy Warhol. Al tratarse del libro de un artista, el instinto inicial es entenderlo por “obra”,...
Send this to friend