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Vice Principals

Danny McBride / Jody Hill

CINE y TV

En los últimos años hacer comedia en Estados Unidos ya no es tan fácil. Si el problema no está desde el vamos en la producción, las cosas se complican durante la recepción. El punto de inflexión no fue exactamente la última elección presidencial, porque ya desde antes muchos sentían que se estaba incubando el huevo de la serpiente, con hechos como el aumento de crímenes por odio racial o sexual. Súmese a esto el apogeo en Occidente de todas las cuestiones vinculadas con la corrección política, la serie de escándalos sexuales en la industria del entretenimiento —que van de lo grave a lo trivial— y, claro, Trump presidente, que es como un aleph en el que confluye toda la mala conducta del hombre blanco estadounidense.

Por eso Vice Principals, una serie limitada de dieciocho episodios repartidos en dos temporadas (la segunda concluida en noviembre de 2017), resultó tan difícil de digerir por la crítica de su país, aunque durante el tramo final su respaldo creció, al menos en los medios que se molestaron en seguirla. Breve sinopsis: dos vicedirectores de una high school (Danny McBride —cocreador, coguionista y ocasional director— y Walton Goggins) deciden aliarse, intentando poner a un costado el odio que se tienen, para hacerle la vida imposible a la recién designada directora con la intención de forzar su renuncia y eventualmente disputarse su cargo. Pero lo que están dispuestos a hacer para lograr eso es más de lo que la media liberal estadounidense (la misma que hace veinte años bancaba a Clinton y ahora despedaza a Louis CK) podría mirar sin sentir culpa.

La malicia exhibida por Neal Gamby (McBride) y Lee Russell (Goggins) alcanza un pico en el segundo episodio. El problema no es tanto lo que ellos hacen (que sí, claro, es muy malo), sino que se lo están haciendo a una mujer que además es afroamericana. El problema es relativo, porque la televisión del nuevo siglo nos acostumbró a protagonistas antihéroes (Don Draper), cuando no directamente villanos (Tony Soprano o Walter White). En todo caso, lo peculiar de Vice Principals es que es una comedia que no se molesta en aclarar que no está condonando las actitudes de Gamby y Russell, quienes además ni siquiera son los mejores en lo suyo, a diferencia del resto de los personajes mencionados. Con los sucesivos episodios y el trabajo del guión en sus historias personales, los vices son explicados aunque nunca justificados en segmentos tragicómicos cuando no directamente dramáticos: son dos tipos patéticos con los que nadie se animaría públicamente a mostrar identificación.

Vice Principals es también la historia de una improbable amistad, y si bien lo que se traza de principio a fin no es exactamente el arco del héroe, hay una mezcla de cierta idea de redención con impunidad que resulta muy atractiva, si se la mira sin pruritos. Hasta se da el lujo de terminar su primera temporada con un cliffhanger que proporciona un whodunit para la segunda. En todo caso, lo que se puede cuestionar de Vice Principals son algunos momentos en que el trazo grueso en el humor (en una serie que maneja con soltura distintos niveles de comicidad) resulta algo excesivo, o un giro argumental que no es del todo convincente por el poco espesor de un personaje secundario, todas cuestiones atendidas en los últimos nueve episodios.

Finalmente, Vice Principals no es tanto un anticipo de la llegada de Trump sino un recordatorio de que la sociedad estadounidense hace rato estaba lista para un presidente así, como también lo evidencian las declaraciones de McBride y Goggins ante la pregunta en una entrevista de por quién habrían votado sus personajes: “No tengo idea. No creo que él [Gamby] se hubiese registrado para votar” y “Lee Russell hubiera escrito su propio nombre”.

 

Vice Principals, creada por Danny McBride y Jody Hill, HBO, 2016-2017, 18 episodios.

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