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Laboratorios: a propósito de The Lab Book

DISCUSIÓN

En un futuro incierto, perseguidos por la policía y en los márgenes de la sociedad, un grupo de anarco-tecno-ecologistas buscan la manera de que los humanos puedan alimentarse de plástico y lo hacen en una serie de laboratorios que no siempre se encuentran en domicilios postales, muchas veces son cuerpos e ideas. Lejos de ser puras extravagancias, las oscuras imágenes que nos regala Crimes of the Future (2022), la película de David Cronenberg, dan cuenta de cuánto el laboratorio, hoy, parece haber trascendido toda espacialidad para convertirse en un modo de urdir la realidad. ¿Qué hace una marca de cosméticos (de la más cruel a la más estrictamente vegana y amigable con el medio ambiente) cuando quiere dar un aire de seriedad y una pátina científica a sus productos comerciales? Pone publicidades con personas vestidas con guardapolvos blancos (o, incluso, adereza a sus empleadxs con ellos). ¿Qué hace una compañía de danza cuando quiere abrirse a prácticas nuevas? Abre un laboratorio de experimentación. ¿Qué hace un grupo de biólogos que quiere estudiar un tipo específico de células en una expedición? Monta un laboratorio de campaña. ¿Cómo llaman las universidades a los espacios interseccionales? Sí, laboratorios (yo mismo trabajo en el Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Martín). Sobre todo eso y varias cosas más trabaja el libro The Lab Book. Situated Practices in Media Studies (University of Minnesota Press, 2022), escrito por el trío conformado por Darren Wershler (que investiga sobre literatura y medios contemporáneos), Lori Emerson (especialista en literatura e interfaces, fundadora de varios “labs” en Estados Unidos) y Jussi Parikka (profesor de estética y cultura digital, autor de libros muy originales, como Una geología de los medios, recientemente publicado en Argentina).

Producido a seis manos, pero con un estilo uniforme y ameno a la lectura, este volumen explora la historia de la expansión de los laboratorios entre el siglo XIX y la actualidad, observando cómo se fueron desarrollando desde pequeños y solitarios garajes hasta grandes espacios financiados por megacorporaciones, pero también espacios móviles e incluso no primariamente físicos, todos llamados laboratorios (o “labs”). Así, llegan a plantear la idea del laboratorio como híbrido esencial y parte fundamental de la ideología contemporánea. ¿Pero qué tienen en común todos estos constructos tan diferentes a primera vista, siendo que en algunos casos no remiten ni remotamente a aquellos salones asépticos donde se sintetizaban elementos o se buscaban curas para enfermedades? A través de un trabajo transdisciplinar, que incluye relecturas de Benjamin, Foucault, Latour, Snow y Stangers, pero también docenas de entrevistas a personas que trabajan en laboratorios reconocidos (aunque, hay que decirlo —y hasta lxs mismxs autorxs lo reconocen de pasada— todo el foco está puesto en el Norte global), el libro logra aislar seis variables transversales a cualquier experiencia digna de identificarse como laboratorio: espacio, aparatos/dispositivos, infraestructura, personas, imaginario y técnicas. A través de ellas, descubrimos algunas razones de la proliferación de los laboratorios como fenómeno cultural pero también, y sobre todo, cómo se generan realidades y conocimientos en esta actualidad tan dinámica y acelerada.

El trabajo está lleno de ejemplos muy concretos, que calzan de modo bastante sofisticado con una lectura teórica de la cultura actual. A través de ese discurso anfibio, examina la construcción de retóricas que vinculan realidades e imaginaciones acerca de la experimentación (de la más libre a la absolutamente basada en la obtención de resultados). Así, se puede leer este libro como una guía sobre el modo de producción de cosas, ideas y conocimientos, trenzada con los sistemas de poder (macro y micro) que se interpenetran en los laboratorios de todo tipo.

A lo largo de un trabajo ingenioso, raro y creativo, nos damos cuenta de que todo estaba lleno de “labs” y no nos habíamos percatado. Pero gracias a este estudio, desarrollado más como método para ampliar el conocimiento que con intenciones conclusivas, es posible echar mano de una nueva herramienta prismática para comprender las formas en que la realidad contemporánea toma el modelo performativo para desplegar su propia existencia.

11 Ago, 2022
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