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LeRoi Jones (Amiri Baraka) es un personaje de peso en la cultura estadounidense, y fundamental si se trata de cultura y tradiciones negras. Cuando este libro se publicó en 1967, en pleno fermento de la New Thing (término puesto en circulación por él y el saxofonista Archie Shepp), sufrió embates e indiferencia desde la crítica llamada “oficial”, y una hostilidad equivalente a la propagada por él mismo. Jones/Baraka quitaba toda legitimidad a la tradición blanca del jazz, situándola en el área enemiga del wasp, acaso ignorando adrede que esa área se nutría de descendientes de inmigrantes italianos, judíos e irlandeses más que de wasp, que tenían ocupaciones más productivas y prestigiosas. Se le puede perdonar la omisión y, pasado casi medio siglo desde que los artículos y notas fueron recopilados en Black Music, se puede disfrutar sin contrariedad de la ajustada escritura de quien, además de crítico de jazz, es poeta, novelista y ensayista de grandes cualidades. Jones/Baraka fue una voz importante en el mundo de la llamada “conciencia negra”, pero como teórico militante su voz sólo llegó a unos sectores minoritarios de su pueblo. El free jazz nunca fue una música popular, ni tampoco militante (si es que esa categoría existe). La importancia de los héroes de Jones/Baraka ha sido y es patente en una parte de la música, pero nadie la esgrime como lo hizo él. Sitúa los puntos más altos de su “revolución” en la música de Ornette Coleman, Cecil Taylor y John Coltrane, cuyo mensaje sería irradiado por Archie Shepp y Pharoah Sanders; pero nuestro sentido común nos dicta que el arte, la música, no tienen mensaje, nos lo corrobora el fracaso del llamado “realismo socialista” y de cualquier otra literalidad. Sus héroes dejaron huella, desde luego, pero mucho más laica y despojada que la que pretendía el poeta, entonces revolucionario militante cercano a los Panteras Negras. No obstante estas observaciones, el libro merece una lectura que será jugosa porque los artículos fueron escritos por alguien que vivió esa época en el lugar donde se produjo el fenómeno y que cuando se despoja del fervor insurrecto, o lo aparta del primer plano, es un muy agudo observador y oyente musical y en consecuencia, un verdadero crítico. Los textos comienzan en 1959 y terminan en 1967, dos fechas claves para el jazz. El de 1959 fue el mejor año, consta en las grabaciones donde todas las generaciones están vivas, desde Armstrong hasta Coleman. El de 1967 señala la disolución de las formas, lo que contradiciendo a Jones/Baraka, puede interpretarse como el punto final de una expresión. Después vendrá una recapitulación que hallará en el autor un crítico cada vez menos beligerante.
LeRoi Jones, Black Music. Free jazz y conciencia negra 1959-1967, traducción de Patricio Orellana, Caja Negra, 2013, 224 págs.
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