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Hubo un tiempo en que Borges —con su famoso tono monocorde, quién diría— vivió de dar conferencias. Lo que abrió la puerta a esta faceta casi desconocida de la producción borgeana fue su renuncia al empleo de bibliotecario, obligada por el provocador traslado (del que aún no se han encontrado documentos) a la Inspección de Aves municipal.
“En 1949, he hablado en Buenos Aires, en el Rosario, en Córdoba, en el Azul, en Olavarría, en Buenos aires. La Plata, en Montevideo, en Lomas de Zamora, en Santiago del Estero, en Tucumán y en Bahía Blanca. En 1950, en Buenos Aires, en La Plata, en San Fernando, en Resistencia, en Posadas, en la Universidad de Montevideo”. Así resumió Borges, usando como anotador la portadilla de un libro sobre Schopenhauer, los primeros años de road movie oratorio (Laura Rosato y German Álvarez encontraron la anotación). Investigadores minuciosos han identificado 300 disertaciones en seis años, en Buenos Aires, otras ciudades de la Argentina y Montevideo.
Cuesta imaginarse al autor de El Aleph leyendo en vagones y coches comedor o estrechando manos en ateneos y clubes sociales. Sin embargo, entre 1949 y 1955, las presentaciones en público “ocuparon la mayor parte de su tiempo y representaron su forma principal de ingreso económico”, sostienen los editores de Cuadernos & conferencias, un libro que reúne por primera vez imágenes de las notas con las que el escritor se preparaba para hablar de temas como Caedmon o los místicos del Islam, pero también sobre Emerson, Whitman, Poe o Güiraldes. Post 1955 la actividad decrece, desplazada por las obligaciones en la Biblioteca Nacional y en la Universidad de Buenos Aires.
Cuadernos & conferencias avanza sobre zonas poco documentadas de la producción de Borges. Es que en los primeros años 50, Borges, aun cuando ya era el autor de Ficciones y El Aleph, no era todavía la celebrity internacional cuyas palabras se bebían las cámaras y grabadores, y sólo muy pocas charlas se transcribieron o imprimieron. Lo que el libro reúne son guiones manuscritos alojados en sus cuadernos de trabajo, algunos esquemáticos y otros más desarrollados.
Con sus sorprendentes conexiones entre libros distantes, su diversidad de fuentes y su sistema de citas, estos borradores son una muestra en acción de cómo Borges producía. El “método Borges” —que Daniel Balderston, uno de los coeditores de este libro, caracterizó en 2018 en su exhaustivo estudio How Borges Wrote— rige también, con variantes, para la oralidad. Las conferencias y los libros del período están muy conectados. De hecho, al mismo tiempo que tomaba notas para clases o charlas en un cuaderno, Borges bosquejaba en páginas vecinas un índice preliminar de Otras inquisiciones.
Los estudios sobre el Borges oral están avanzando en la última década y a veces exigen métodos artesanales y tenacidad de detectives. Por empezar porque, a diferencia de otros autores canónicos cuyos borradores fueron legados todos juntos a la posteridad, los papeles de trabajo de Borges están dispersos por el mundo, ya sea porque se perdieron, porque él los regalaba o porque coleccionistas ávidos los desmembraron para que cotizaran mejor, como ha destacado Balderston en su libro de 2018. El material para Cuadernos & conferencias procede de los tesoros de dos universidades estadounidenses.
Casi detectivesca, por su parte, fue la tarea que investigadores de la Universidad de Mar del Plata iniciaron en 2015 bajo la dirección de Mariela Blanco. Basándose en la lista ya mencionada, que Borges garabateó en un libro, viajaron a ciudades, visitaron bibliotecas, clubes y asociaciones culturales (si todavía existían); revisaron archivos de prensa, libros de visitas, memorias. Con los resultados crearon una herramienta digital, albergada en el sitio del Centro de Documentación Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional. Esa cartografía tiene mucho para decir no sólo sobre la vida y obra de Borges sino también sobre un estado del campo cultural y sobre las relaciones entre intelectualidad y política durante el primer peronismo (véase, por ejemplo, la lista de las instituciones, entre ellas el Jockey Club o encumbrados clubes sociales provinciales, que demandaban las conferencias del escritor, conocido como opositor).
Tanto esa investigación en marcha sobre los caminos del Borges oral como la publicación de manuscritos desconocidos en el flamante libro Cuadernos & conferencias sugieren, entre otras cosas, que la noción de “obra completa” de Borges puede todavía ser revisada.
Jorge Luis Borges, Cuadernos & conferencias, edición de Alfredo Alonso Estenoz, Daniel Balderston, Mariela Blanco, Emron Esplin, María Celeste Martín, Borges Center, 2024, 414 págs.
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