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Libro “de época”, “situado”, a tono con la situación mundial “de revoluciones” que se vivió desde 1968 hasta la llegada del neoliberalismo en los ochenta, El arte entre la tecnología y la rebelión, de Luis Felipe “Yuyo” Noé, ha tenido medio siglo después su publicación íntegra. Libro semiinédito —se había publicado un fragmento en una revista en 1968 y, luego, también en Noescritos sobre eso que se llama arte (2007 y 2009)—, se inscribe en la línea de trabajos suyos anteriores, como Antiestética (1965), y elabora-preanuncia mucho de lo que vendrá, como la combinación de ensayo y collage de Una sociedad colonial avanzada (1971), los dibujos hechos durante sesiones psicoanalíticas de En terapia (1971) e, incluso, su única novela, Códice rompecabezas sobre Recontrapoder en cajón desastre (1974), obra que merece un rescate urgente.
Con el trasfondo de las luchas y revueltas en América Latina, Estados Unidos, Europa y Asia (¡Vietnam!), Noé elabora observaciones y diagnósticos empleando una profusa y variada cantidad de debates y polémicas, con autores que van de Marx a Marcuse, de Trotsky a Mumford y Lévi-Strauss, de Read a McLuhan y Foucault, además de ensayistas literarios y culturales latinoamericanos, como Martí, Paz y Fuentes, que aparecen junto a voces como las de Susan Sontag y Frantz Fanon. Para Noé, el arte tiene ante sí no dos alternativas, “tecnología versus rebelión”, sino dos procesos actuales, fuerzas actuantes, en desarrollo. Y ambos pueden y deben ser comprendidos y aprovechados para el arte. Contra lo que llama “cultura artística”, contra el arte oficial y acomodaticio, postula la necesidad de una “revolución cultural” como parte de un proceso que luego fomente cambios en los órdenes económico y político. Cambian las condiciones mentales antes que las materiales. Alejado de todo esquematismo o evolucionismo vulgar de tipo estalinista, Noé despliega una vez más sus teorías —de alcance dialéctico—, en las que se trabaja con las contradicciones, paradojas y quiasmos, tensiones recurrentes en los fenómenos que trata, desde una enunciación “tipo anáfora”, que repite-reitera, avanzando a través de la suma de análisis, razonamientos y planteos.
Su tema es el poder, que actúa y es combatido en todos los órdenes, el individual-subjetivo y el social-político: “poder ser”, “hacer” y “decir”. Es una “antiestética del caos” y, como señala Juan Pablo Pérez en una nota al final del volumen, hay una interpelación en pos de inscribir el arte “como imaginación y creación poética-social en la disputa por el sentido del lenguaje”. Como parte de la cultura humana, el arte debe, para Noé, imbuirse del espíritu de la época y adoptar, junto a la movilización de los pueblos, un “pensamiento militante del cambio” —una actividad multidisciplinar—, una “estética de la esperanza” en la que la imagen del mundo brinde (sus) sentidos. Sorprendentemente, mutatis mutandis, cambiando el cine por las pantallas multitasking, el Black Power por Black Lives Matter y el movimiento feminista y juvenil, el libro de Noé pareciera poder inscribirse sin mayores dificultades en la escena contemporánea. Intempestivamente actuales, los análisis y discusiones de “Yuyo” Noé mantienen plena vigencia para los debates de teoría y política en las artes.
Luis Felipe Noé, El arte entre la tecnología y la rebelión. En torno al ‘68, edición al cuidado de Lorena Alfonso, Editorial Argonauta, 2020, 224 págs.
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