Inicio » TEORÍA Y ENSAYO » Hiperobjetos

Hiperobjetos

Timothy Morton

TEORÍA Y ENSAYO

Los hiperobjetos existen, aunque no podamos señalarlos. Están entre nosotros, aunque excedan la totalidad que habitamos. Y van a sobrevivirnos, aunque cualquier idea que tengamos sobre lo que es (o podría ser) la muerte resulte absolutamente intrascendente frente a algo que se empeña en seguir “siendo” más allá de parámetros cuánticos o ciclos vitales dimensionables.

El gran hiperobjeto por definición —el cambio climático— cita el fin del mundo, o al menos del mundo que el cataclismo de Hiroshima, en palabras de Timothy Morton, nos “obligó a ver”. La modificación más dramática que produjo el accionar geológico del ser humano fue la crisis en la manera en que las ciencias leen e instituyen ese mundo. Si los hiperobjetos (viscosos, no locales, sujetos a temporalidades extrañas) lo han hecho desaparecer al ampliar la brecha husserliana entre el “fenómeno” y la “cosa”, la única guía posible para la asignación de sentido y valor a los acontecimientos es el realismo especulativo de Graham Harman y las finitudes perforadas de Quentin Meillasoux, que se pelearon con Kant, asumieron el fin del correlato entre el ser humano y su entorno y trataron de estabilizar la psicótica pesadilla interior de una realidad “racional” posible más allá de la experiencia. Las ideas que Morton va asociando a su pensamiento (la completa autonomización metafísica del capital y el concepto de “futuro” como una pura reificación según Marx; la realidad sistemáticamente enmarcada y redefinida por la tecnología de Heidegger y el atentado ficcional nietzscheano contra la razón ilustrada) delinean una “era de la asimetría” en la que los hiperobjetos invaden espacios de fases con más dimensiones de las que podemos percibir, y que sólo podemos experimentar fragmentaria, parcialmente, mientras afectan nuestra vida. Para acercarnos emocionalmente a esa sensación de angustia que no alcanza a disiparse en el caos producido por la indiferenciación entre “interioridad” y “exterioridad” de la experiencia, Morton convoca el cine de David Lynch, la música de My Bloody Valentine y los cuadros de Bridget Riley, manifestaciones de una incomodidad desorientada frente a aquello que tiene “más partes que el todo”. Esta es una filosofía que explora espacios inquietantes, que testea desequilibrios invisibles y desafía la desesperación frente a la imposibilidad de impugnar totalmente la realidad modificada por la inconsciencia de una tradición económica e industrial que ha desplazado el factor humano del centro de producción de sentido. La naturaleza agredida del Antropoceno confunde el saber, engendra órdenes abruptos y hace de la catástrofe planetaria generalizada una pieza inabarcable de arte visual y sonoro. La perplejidad del ser humano frente al cambio de paradigma proviene del hecho de que los terabytes de información disponibles sólo pueden dibujar la partitura de esa realidad, pero no ejecutarla. En el mejor de los casos, las mediaciones instrumentales han permitido sortear o disimular la responsabilidad social por el cambio. Lo curioso es que, aun así, este libro de Morton no resulta un lamento pesimista o suicida ante lo inmodificable. Si alguna vez Peter Handke dijo que frente a la poesía la información no tenía más opción que desaparecer, esta ecología de Morton para “después del fin del mundo” viene a decir de una manera muy poética que una amplificación infinita de la capacidad de comprensión humana es apenas el punto de partida para tratar de entender qué papel nos corresponde —o habremos de asumir— en el gran escenario cósmico de lo que vendrá.

 

Timothy Morton, Hiperobjetos. Filosofía y ecología después del fin del mundo, traducción de Paola Cortés Rocca, Adriana Hidalgo, 2018, 360 págs.

9 Ago, 2018
  • 0

    Sobre la libertad

    Maggie Nelson

    Renata Prati
    18 Abr

    Leer es una práctica de libertad ―o eso querríamos creer―, pero también es una experiencia de sometimiento. Implica abandonarse en cierta medida, para bien o para mal,...

  • 0

    Notas de paso

    Federico Monjeau

    Carlos Surghi
    4 Abr

    Variedad y continuidad, como los acordes de cualquier composición, hacen a este libro de Federico Monjeau. Variedad, porque no sólo de música clásica y contemporánea están hechas...

  • 0

    Pero aun así

    María Moreno

    Andrés Tejada Gómez
    21 Mar

    Hace años, Enrique Symns glosaba la paranoica teoría de Burroughs sobre el lenguaje como sistema virósico: “Los virus orales no son por hablar, son por escribir y...

  • Send this to friend