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El reciente editorial de La Nación que sostiene la necesidad de detener la venganza sobre los pobres ancianitos que hicieron hace ya tanto lo mejor en un país amenazado por terroristas igualitos a los yihadistas (23 de noviembre de 2015) podría funcionar como un perfecto dispositivo de publicidad irónica de este libro en que las viejas —tal como han decidido autoproclamarse— nos regalan una historia. Y a diferencia de los herederos de aquellos viejos, que exigen la completud total y totalitaria de la historia, ellas elijen presentar un crisol de relatos, a veces contradictorios, otras veces plagados de minucias anecdóticas, siempre plásticos, tan espeluznantes como esperanzadores. Relatos de mujeres de vidas imperceptibles hasta ese momento en que se convirtieron en líderes y portavoces de una búsqueda imposible y necesaria —como locas reinas Margaritas que huyeron de la torre y tomaron la plaza—. Una lucha que en muchos casos sólo volvieron propia tras las infortunadas circunstancias personales que las mancomunan (la pérdida de uno o más hijos en manos del Estado argentino).
Recopilación y edición de testimonios brindados a Ana y Virginia Giannoni en entrevistas personales, y que incluye, además, una serie de fotografías, el libro se organiza en dos partes (“Dictadura” y “Democracia”), con secciones temáticas que recorren cronológicamente la evolución de su lucha y que son apenas introducidas por breves párrafos que refieren fechas o eventos puntuales. Menos que un archivo que buscara fijar contenidos de una historia preservada en bronces, Las viejas es una propuesta de ejercicio móvil, múltiple, heterogéneo, de incitación al pensamiento de lo irredento e irredimible de nuestro pasado reciente.
No es justo contar más, resumir la trama que entretejen estos testimonios que, lejos de la autocomplacencia, se atreven a exponer sus temores y sus peleas internas, sus coincidencias y diferencias en relación con las políticas de memoria de la última década. Este libro merece ser leído en primera persona, tal como fue contado. Y escuchado por todos nosotros, niños aún de la Historia, como se escucha un cuento de terror antes de dormir, que, como en la mejor tradición medieval, nos alerta sobre las posibles consecuencias de nuestros más cotidianos actos colectivos. Allí donde bajo el imperativo del “cambio” vemos igualarse la pedofilia y el concubinato, o el Estado Islámico y la guerrilla argentina (por lo demás, ya bastante desvencijada para el momento de las desapariciones sistemáticas), precisamente en ese umbral, en esa zona de indiferencia en la que la “revolución alegre” amenaza con borrar nuestras heridas, allí es donde este libro se vuelve urgente. Un manual para enfrentar el futuro que ya llegó.
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Las viejas. Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora cuentan una historia, Marea Editorial, 2014, 240 págs.
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