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Crímenes y jardines

Pablo de Santis

LITERATURA ARGENTINA

“La historia de nuestra vida es la historia de nuestros miedos”: así inicia Sigmundo Salvatrio la conclusión de su inabarcable peripecia como sobreviviente y destacado discípulo de la academia de detectives Craig. No es una promesa porque ya hemos leído y el velo se ha corrido sobre una cadena de misterios alocadamente estructurada pero perfectamente lógica. Crímenes y jardines es una novela del siglo XIX, contada por un escritor del siglo XXI que tiene estricta noción del lenguaje y la atmósfera correspondientes y, desde su personaje, muestra una gran soltura sobre todo en las perplejidades y las dudas. Varios elementos entran en una trama que tiene tanto de mental como de anecdótica: parece suceder una cadena de hechos, pero hay un subtexto en cada alocución, evidencia que produce inquietud en el lector. Esta trama secreta nos conduce a operaciones a lo Bioy Casares; la ambientación, a un Borges apenas insinuado, donde aquellos patios son ahora jardines que encierran arcanos. Casi de Los siete locos es la constitución de un club de caballeros proclives a los jardines, que no a la jardinería sino a la construcción de vergeles mentales sobre los que se busca un contorno, una perfección. Estos caballeros irán pereciendo bajo un sello malicioso difícil de definir. Uno de ellos, poeta, encarga a Sigmundo Salvatrio la investigación del caso y sus indagaciones, con mucho de lupa holmesca, lo empujan a la imposible resolución del mito de la Atlántida, aunque como dice el recóndito personaje de la señora Clarke: “desde hace cincuenta años los mayores estudiosos de la Atlántida consideran que la isla no está hundida en el océano sino en nuestro interior”. Carlos Thays, creador de jardines (de quien se dice, aunque no en este texto, que inventó el polvo de ladrillo), manifiesta en la novela que “nos ha tocado una época en la que reinan la confianza en la razón y en la ciencia”. Entre estas dos aserciones está la de Greta, personaje que, como Salvatrio, proviene de El enigma de París (2007), la anterior novela de Pablo de Santis: “No recuerdo un tiempo en que todo fuera verdad”. Entre mentiras y suposiciones se van sucediendo los peligros y las muertes, y allí Salvatrio pone sobre el tapete sus capacidades, tan mentales como los jardines pensados por las víctimas. En medio se emplaza un desvaído manicomio de mujeres y, sobre todo, la ciudad no descripta, la ciudad como sueño donde transcurre la trama como flujo onírico, allí donde es posible hasta atribuir a unos caballos cualidades cognoscentes: “Los miré agitar las cabezas y mover las patas y pensé: ‘saben algo’”.

Crímenes y jardines es una inquietante narración que conmueve por su fría distancia y nos hace sospechar que quizá todo fue verdad en su tiempo.

 

Pablo de Santis, Crímenes y jardines, Planeta, 293 págs.

19 Sep, 2013
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