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Sergio Taglia concibe la literatura como un soporte en el cual se puede develar el estado de impermanencia de la materia: el río imaginario, él y el puente en que transita pueden a su vez ser otras cosas. Una sucesión de fotogramas se cuela y prolifera en su mente como cambios que configuran la morfogénesis del poema; y, sin embargo, las imágenes van madurando conforme avanza el libro y se liberan poco a poco del eslabonamiento anterior, produciendo una suerte de gemación en el poema La condena: como un río que fluye a contrasentido —pero transitando a la par del resto de los poemas—, busca en su materia desencriptar la clave o la cifra: “Darle tiempo al texto para que te conmueva y sorprenda / reflejarte en él acrecentarlo / con tus vidas o experiencias / dejarlo de lado como a una hoja llena / después dormir y entenderte”. Taglia ensaya en su libro una ética de la potencialidad, puesto que allí donde hay nada puede expresarse el todo; así, los recuerdos “están en el desierto”, “otros sonidos” pueden ser escuchados a orillas del río silencioso.
En una entrevista reciente el poeta afirma haberse inspirado en El otro mundo en la literatura medieval de Howard R. Patch para configurar el eje del libro; es notable la permeabilidad con la que deja fluir registros de lo sobrenatural entre lo cotidiano —adscribiendo a esa “descripción de las características y detalles del otro mundo” que efectúa Patch— en el sombrío (y emotivo) poema Canción de los alumnos muertos: “esta es la canción de los alumnos muertos / sentimos el dolor de abandonar el aire / una vez más nos pisotean nosotros / que quisimos nadar lo seco / esta es nuestra canción aquí termina / no quisimos suicidarnos solo probar la sensación / sumergirnos en lo nuevo pero nos bajaron de un palazo / nos bajaron con el viento acá cerca de este puente / acá lejos de los otros compañeros muertos.”
Como en Michaux, la lengua en la que se expresa Taglia es en sí misma un universo paralelo, universo como río en el que fluyen realidades: una corriente —una filosofía— inacabada.
Sergio Taglia, El río imaginario, Neutrinos, 2017, 76 págs.
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