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Toda enciclopedia tiene como objetivo primario encerrar un tipo de conocimiento que tiende al universalismo, brindando a quien acuda a su abordaje la posibilidad de adentrarse en un mundo similar al nuestro, aun cuando sus derivas sean distintas y por ello mismo más interesantes. Pero no completamente distintas, ya que el mundo que José Emilio Burucúa (Buenos Aires, 1946) ensaya en su Enciclopedia B-S respeta el linaje estructural que en su momento impuso Ephraim Chambers tomando como base la historia de las familias Burucúa y Schreiber y su representación (entendida como lectura), en medio de la historia argentina, previo paso por la europea, como una desembocadura o destino último que termina por anudarlos.
Si bien la explícita intención del autor es buscar que la obra actúe de manera bifronte “como Enciclopedia” y “como Diccionario razonado”, descuella de su argamasa una vocación novelística que le otorga un marco tridimensional a la genealogía familiar. Nos damos cuenta de esta característica ya que el Burucúa que narra toma una perspectiva ambigua (sigue a sus retratados con la lejanía propia del investigador y a su vez ha sido testigo y parte de una gran porción de los sucesos narrados) entrando y saliendo airoso entre los canales rizomáticos que imponen las biografías. Lo que no es sencillo (y constituye uno de los puntos más altos de esta enciclopedia) es enarbolar los devenires de personajes tan disímiles tanto de carácter como de rubro y lograr, a su vez, desnudar el Pathosformel de las variantes B-S que los distingue como tales.
Hay que decir que el hilo que tensa estas historias está hecho a partir de la cultura, pero en sentido amplio: la cultura entendida como la transferencia ancestral de conocimientos adquiridos y como el fenómeno que se desprende de un período histórico preciso. Es así como la cicatrización de heridas de las crisis económicas, guerras o situaciones políticas cambiantes (no sólo en Argentina) nunca acaba de producirse del todo, haciendo que el texto permanentemente merodee el terreno de “lo abierto”, es decir, que pase lo que pase (enfermedades salvadas a último momento, desapariciones forzadas, incluso muertes provocadas por algún rendez-vous sexual, etc.) siempre existirá la posibilidad de contar algo más.
Al final del libro (y tal vez para buscar una deriva infinita), Burucúa nos ofrece una serie de fotografías y árboles taxonómicos a la manera de un Atlas Mnemosyne personal: un mundo privado hecho de cartografías e historias propias y ajenas que nunca dejan de constituir una parte esencial de él mismo y también de este, nuestro mundo.
José Emilio Burucúa, Enciclopedia B-S, Periférica, 2020, 712 págs.
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