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En toda confesión duerme un relato que da cuenta de un hecho existencial. En La uruguaya todo ese relato abarca un día. La novela más reciente de Pedro Mairal puede leerse con la velocidad del cuento, pero reclama la atención de la poesía. El escritor Lucas Pereyra está a punto de redimirse: después de meses de desidia y de asistir al derrumbe de su vida con Catalina, debe viajar a Uruguay para cobrar el dinero de unos adelantos de derechos de autor, que piensa traer de contrabando a la Argentina para evitar impuestos. El relato transcurre en un presente casi absoluto, en tiempos de evasión fiscal y trampa financiera. Pero ese viaje está cruzado por el encuentro con Guerra, una chica a la que Lucas no ha visto más de dos veces y que acaso sea el tiro de gracia para la relación con Catalina. Las horas que Lucas pase en Montevideo no decidirán solamente el destino de ese amor furtivo, sino también el del escritor que al fin obtendrá, siquiera temporalmente, el pasaje a la escritura de tiempo completo. De ese modo el relato avanza sobre dos carriles que, en algún punto —y de manera drástica— se interceptan. El tono confesional del comienzo, reforzado por el uso de la segunda persona, que borra los límites entre autor y personaje, deriva en una trama deudora del cine, con el ritmo de la acción contra reloj. La novela de Mairal se vuelve vertiginosa, menos por la velocidad de los acontecimientos que por la expectativa concentrada en la seducción de Guerra, un personaje sinuoso y esquivo que Lucas ha convertido en un detonador. Las horas pasan y no hay tiempo para detenerse en detalles. Intercalando párrafos brillantes pero sin renegar del diálogo convencional, La uruguaya es la novela de un día, que se lee en la mitad de ese tiempo. Lucas Pereyra se alza sobre su propia mediocridad y desde allí se precipita, como un héroe bufo. En la catástrofe del escritor hay una amarga comicidad; su ambición —amorosa, monetaria, artística— resulta la pantomima de un outsider menor, que no pierde todo sino un poco, a la medida de su pequeño apetito.
Lejos de la ambición totalizante de El año del desierto (2005), Mairal construye un relato minimalista que es casi una indiscreción. Tópica por momentos, por momentos inspirada, La uruguaya es una novela sobre las decepciones; pero también sobre Montevideo, esa ciudad donde, para los porteños, las cosas son y no son lo mismo. Ese desajuste es el punto de partida de toda relectura, el origen de todo desengaño.
Pedro Mairal, La uruguaya, Emecé, 2016, 168 págs.
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