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Alguna vez, traduciendo de mala gana a Joseph Campbell, Aira se topó con un párrafo revelador, un párrafo que, según el propio Aira, “lo dice todo”: “Hay un modo muy fácil de llegar a la trascendencia, escribe Campbell. “Consiste en sentarse en un sillón de tu casa, abrir un buen libro y leerlo. Kafka, por ejemplo. Léelo todo. Después lee otros libros de ese autor, hasta leerlos todos. Después lee la correspondencia de ese autor, sus diarios íntimos, las notas, los papeles póstumos. Una vez que termines con eso, lee la biografía, si hay otras lee otras. Después todo lo que se ha escrito sobre ese autor. Más tarde lee los autores que él leía… Ahí vas a ver cómo se empieza a abrir la trascendencia”.
Este modo de ascesis, que al igual que lo anhelaban los analistas del relato se propone ver el paisaje completo de todas las narraciones en la contemplación de una semilla, se contrapone a la lectura como la mera comprobación mezquina de un estilo (“si uno va y lee para ver cómo escribe Gide, eso no es nada”, dice Aira) y encuentra su mímesis en el nombre: a través del nombre de Kafka seríamos capaces de recorrer la vida y, todavía más, la literatura entera (y no sólo la de sus precursores).
La escritura desencadenada a partir del nombre como la parte del todo literario no sólo tiene hoy su manifestación en clave narrativa. De una manera diferente al Kafka de Campbell pero en una misma dirección, Alberto Giordano no parte de las obras sino de los diarios de escritor y, a través de la lectura total, prolifera hacia lo que se sospechaba en un comienzo: la identificación que producirá escritura, que empujará a escribir y que no tiene nada que ver con el encare biográfico.
M de Eric Schierloh participa de esta estirpe en donde la lectura de un autor equivale a la trascendencia y el libro no es otra cosa que el epítome de esa experiencia trascendente. La zona de identificación de Schierloh con Herman Melville, entre tantas a disposición, parece ser la del gran autor que sobrevive a su obra y la contempla extrañado desde un fatuo abandono. El gran acierto de Schierloh: trabajar con el montaje exclusivo de fuentes secundarias, cartas y otra serie de escritos del propio Melville y su entorno, para lograr así el efecto de un estrecho acercamiento entre escritura y lectura trascendente.
Eric Schierloh, M, Eterna Cadencia, 2019, 160 págs.
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