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Parece imposible calcular el número de obras desde el arte de la ficción que tienen por objeto el retrato de los padres; quizá en todas y cada una de las intervenciones de un artista se encuentra la estela de esa tarea perenne del retrato, pretérito e irregular, que forman las siluetas de los progenitores. Del surtido esbozo y de su interpretación se encarga Roberto Appratto (Montevideo, 1950) en el bipartito libro Íntima / El origen de todo.
Desde la forma en la que están escritos ya se puede intuir algo: el retrato del padre es continuo y sin puntos aparte, como un difuminado hecho a pulso, un arrebato insolente por captar a golpe de vista las singularidades paternas. Por su parte, el retrato de la madre es más bien fragmentario y episódico, como si en el momento de pasarla al papel tuviese demasiados bosquejos; se vuelve, desde luego, un ejercicio de aplicación puntillista. Ambos comparten la particular condensación detrás de un sentido en un órgano del cuerpo: el padre representa el oído y la madre el ojo. Mientras que en Íntima se percibe la impregnación del compás, del impulso rítmico que buscó imprimir a su vida el musical padre de Appratto, en El origen de todo asistimos a una galería de nombres que responden al cinematógrafo, bastión imprescindible de la madre y que sirvió de material para llevar a cabo el montaje de su vida.
Tal vez se trate de una especulación salvaje, pero en ambas evocaciones pervive el eco de La gloire de mon père y de La maison de ma mère, los Souvenirs d’enfance de Marcel Pagnol que Yves Robert trasladó al cine. En un tono menos celebratorio que en las películas pero no por eso menos carismático, el también autor de Mientras espero busca acercarse a algunos efectos que vayan más allá de la mera relación filial; desde este lugar dispone de manera no ordenada (los recuerdos siempre son caóticos) aquellos restos no del todo asimilados (la presencia neblinosa del padre, la soledad de la madre tras la muerte del abuelo, etc.) y los torna reguero de palabras, de frases que se acoplan sincrónicamente en el tenue transcurrir de las páginas.
Decía al principio que no es simple determinar cuántas obras recurren al heteróclito registro, al legado inmaterial que nos toca de nuestros ancestros directos. Podemos decir que al menos en Íntima / El origen de todo tenemos dos ejercicios de identificación muy ligados a los mínimos gestos o a pequeñas maniobras que buscan retener lo que hay de nuestro en los otros. Lo demás no existe, son los padres.
Roberto Appratto, Íntima / El origen de todo, Bulk Editores, 2021, 192 págs.
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