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El último Premio Sor Juana Inés de la Cruz ha sido merecido por un libro no sólo excelente, sino también importante. Digo “libro” porque tiene aspecto externo de novela (como tal es presentada en la contraportada y carece, por ejemplo, de una nota final de fuentes o agradecimientos); pero su factura interna es de crónica. Una crónica que parte de la autobiografía para narrar la historia de un torturador de la dictadura de Pinochet que se arrepintió y confesó y se exilió.
Gracias a ese testimonio, la narradora construye una red de desapariciones y asesinatos que contiene información de los dos lados del espejo. La de los militantes comunistas y socialistas ya era conocida; pero la del “hombre que torturaba” permite acceder a la “dimensión desconocida”. La del poder represor. La de quienes perpetraron los secuestros o enterraron los cadáveres.
La serie de televisión La dimensión desconocida es la metáfora pop principal de una obra que naturaliza brillantemente nuestra convivencia con discursos culturales de todo tipo. La autora, de hecho, se presenta como lo que es: una actriz que escribe también para cine y televisión. Y como madre de un adolescente. Y como pareja de M. Y como un sujeto obsesivo, que traduce con la misma pasión canciones de Billy Joel o testimonios de centros de detenciones de los años setenta y ochenta. Somos mezcla de todo lo que nos rodea y constituye.
Cada libro debe encontrar su forma y este lo hace entremezclando armónicamente la prosa y el verso, la voz propia y la confesión del torturador, el relato de vidas y la descripción y comentario de películas, capítulos de series, canciones, cuentos, poemas, novelas o exposiciones (es particularmente punzante el análisis del Museo de la Memoria). Porque Nona Fernández no ha escrito un libro sobre el horror, sino sobre su representación.
De ese modo añade una brillante variación chilena a la galaxia de textos que ya han enunciado, desde la mirada de los nacidos en los años setenta, un duro juicio, estrictamente literario, al terror de la dictadura que sufrieron sus padres. Me refiero a obras como El vano ayer (2004), del español Isaac Rosa, o Los rubios (2003) y Los topos (2008), de los argentinos Albertina Carri y Félix Bruzzone respectivamente.
“Usted lo ha contado mejor que yo / Su imaginación es más clara que su memoria”, leemos en La dimensión desconocida, un libro que habla sobre la distancia necesaria para narrar los hechos y sobre cómo convertirla en cercanía, en compromiso, en intimidad, gracias a las herramientas de la mejor literatura.
Nona Fernández, La dimensión desconocida, Literatura Random House, 2017, 236 págs.
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