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Milagro en Haití

Rafael Gumucio

LITERATURA IBEROAMERICANA

En 2009, Rafael Gumucio publicó La deuda, novela que provocó duras críticas en Chile. Pese a su oficio de ensayista, memorialista y cronista, Gumucio no parecía encajar bien las piezas de la ficción. Pero después de un considerable silencio, en 2013 publicaba un libro sorprendente, entre biográfico y autobiográfico, aunque con mucho de novelesco: Mi abuela, Marta Rivas González, en el que construía un extraordinario retrato de su antecesora, una contradictoria mujer de la élite, izquierdista y clasista a la vez, exiliada permanente de la sociedad chilena por su extravagante conducta.

Es innegable la continuidad entre aquel libro cimentado en la memoria familiar y Milagro en Haití, novela con la que Gumucio da vuelta la poco alentadora página de La deuda y consolida su posición entre los narradores chilenos que, con alrededor de cuarenta años, se proyectan hoy en Latinoamérica, como Alejandra Costamagna, Lina Meruane, Álvaro Bisama y Alejandro Zambra. Al igual que en su libro anterior, en Milagro en Haití Gumucio indaga en la subjetividad de una mujer de la alta burguesía. Un narrador en tercera persona describe los gestos de sus personajes al modo de un apuntador teatral, y aunque la acción transcurre casi por completo en una habitación, allí confluyen los espacios recordados, los distintos escenarios y atmósferas del exilio y el autoexilio. A medida que el texto avanza, este narrador va cediendo lugar al delirio de Carmen Prado, sexagenaria casada con un joven embajador danés, que se recupera de una precaria cirugía estética en una clínica haitiana. Sus monólogos, bernhardianos y humorísticos a la vez, revelan las marcas que la maternidad, el amor y sobre todo la mirada enjuiciadora de su clase social han dejado en ella.

A modo de contrapunto entran en escena, también, los diálogos teologales y morales que Carmen sostiene con su cocinera haitiana, Elodie, mujer harto más juiciosa que su patrona. Pero en Milagro en Haití muchas dualidades y contradicciones son aparentes; Elodie se parece a Carmen o Carmen se parece a Elodie más de lo que ambas quisieran. El propio paisaje haitiano se traslapa: Elodie bien podría ser una de las viejas de El obsceno pájaro de la noche, y los temibles chimères haitianos, que se han ido a refugiar al primer piso de la clínica, los protagonistas de una toma en el sur de Chile. Un carnaval y un golpe de Estado (el que derroca a Aristide en 2004) sirven de telón de fondo a la historia privada de las dos mujeres; carnaval y golpe que evocan a su vez los días del allendismo y el posterior golpe pinochetista de 1973, como si la otra historia —pública, social, enorme— hubiese de repetirse siempre y en cualquier parte.

Gumucio reescribe en este libro-palimpsesto importantes novelas del canon chileno, como La amortajada de María Luisa Bombal o, un poco más cerca, Coronación de José Donoso. Su propósito quizás sea demasiado ambicioso: por momentos, el texto se torna discursivo y redundante. Pero hay en él una gran intensidad lingüística, una arqueología de la palabra hablada que se regodea en el insulto e ilumina la decadencia y el absurdo del destronado señorío chileno.

 

Rafael Gumucio, Milagro en Haití, Random House, 2015, 238 págs.

4 Jun, 2015
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