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Bisagra entre dos milenios, la obra de W. G. Sebald ya anunciaba la paradójica centralidad que la figura del archivo ganaría en el siglo que apenas comenzaba. En sus páginas repletas de fotografías, suvenires, cartas y demás objetos de memoria, los lectores hallábamos la cara de Jano de nuestra sociedad informática, en la que todo termina siendo objeto de archivo, dato obsoleto entre miles de datos obsoletos, pero en la cual sentimos crecer la nostalgia por la materialidad de la vieja Historia. Como pocas otras, la obra del alemán exponía ese resquicio entre la historia y el archivo sobre el cual la ficción contemporánea hallaría su espacio predilecto de acción. Heredera de Sebald, pero también del francés Pierre Michon, cuya pasión biográfica comparte a la perfección, la puertorriqueña Marta Aponte Alsina ha sabido hilar, en torno a este espacio político, una de las obras de mayor resonancia en el ámbito caribeño y latinoamericano. No hay, sin embargo, ni pizca de melancolía en su punzante prosa. Los lectores que hace pocos años leíamos maravillados La muerte feliz de William Carlos Williams, novela que se adentraba en la biografía del poeta para desde allí iluminar una posible historia caribeña de la vanguardia, ahora quedamos fascinados con el logro de Aponte Alsina en PR 3 Aguirre, un libro híbrido en el que la autora se pasea en torno al archivo histórico de Aguirre, company town de la central azucarera del mismo nombre fundada en 1988 por cuatro bostonianos. Desde allí logra esbozar la arqueología de un pasado colonial que todavía persiste hoy día, no sólo como fantasma sino también como horizonte de sentido: “Este libro no quiere ser una elegía a la isla desaparecida. Lo que se desconoce por tachado permanece más bien a un tiempo que no ha sido todavía. No forma parte del tiempo perdido, sino de la potencialidad que el conocimiento de lo censurado desata”.
Aponte Alsina sabe, junto con su admirado Alejandro Tapia y junto con Faulkner, que “el pasado nunca es tiempo muerto, ni siquiera es pasado” y que todo archivo esconde, tras las hiedras silvestres que buscan condenarlo al olvido, una contrahistoria que espera el futuro en el que será contada. PR 3 Aguirre es, pues, ese libro en el que la autora se adentra en la suerte de laboratorio colonial que fue el sur de la isla, para desde allí intentar rescatar el rastro de las voces y de las vidas que participaron en un proyecto de modernidad que hoy perdura como aquello que Robert Smithson una vez llamó ruinas al revés: proyectos de futuros malogrados, cuya resonancia sin embargo marca el presente. Un libro totalmente contemporáneo y urgente, cuya actualidad quedó subrayada recientemente cuando ante los vientos del huracán María, el esqueleto colonial de la isla quedó finalmente expuesto. Un libro escrito con un oído impecable, que reafirma el lugar de Aponte Alsina como una de las más potentes autoras en la actualidad, meritoria guardiana de un archivo que se niega a permanecer en silencio.
Marta Aponte Alsina, PR 3 Aguirre, Sopa de Letras, 2018, 366 págs.
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