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¡El EPN Trío ya prepara su tercer disco! Pero moderemos nuestro entusiasmo. Digamos antes que esa máquina musical que integran Facundo Negri (batería, vibráfono, percusión), Sebastián Preit (piano) y Héctor Britos (bajo, contrabajo, saxo y clarinete), todos menores de treinta años, acaba de masterizar su segundo CD, 1-Covers. Instantáneas y, vía Ideame, la plataforma de financiamiento colectivo, intenta conseguir fondos para su inmediata edición nacional. Hablemos, entonces, de su disco doble, al que por la imagen mugiente de su ambicioso diseño se lo llama “La vaca” y que, en silencio, aunque con bastante ruido, circula desde hace meses. Buena parte de este material puede escucharse en su bandcamp.
Ahora bien, ¿cómo definir al EPN Trío? Los sistemas de clasificación suelen ejercer cierta violencia en el mundo musical actual, impregnado de ambigüedad e hibridación. La etiqueta (tag) de la página del trío incluye esta variedad genérica: contemporary music electronic funk fusion jazz rock-pop. Y una marca toponímica (Argentina) que, además de establecer un orden de pertenencia, sugiere que este tipo de proyectos, tan ambiciosos y contra la corriente, solo pueden realizarse en el sur del sur.
El EPN es un potente sistema de absorción. “La danza de la furia por Messi” invita al engaño futbolístico: un canto a Leo, el pequeño grande. Pero, en rigor, es una vampirización jazzy (y algo más) de un fragmento del Cuarteto para el fin de los tiempos, la obra canónica que Olivier Messiaen escribió en Stalag VIII-A y que, con los años, devino un surtido ejercicio de la mitificación. La intersección entre tradiciones se convierte en lingua franca. El título funciona como señal: “Massive Strave (luego de Igor Stravinsky, Miles Davis, John Coltrane y Charles Mingus)” o “¿Seremos faisanes? (luego de Claude Debussy)”. Un adverbio de tiempo, “luego”, señala así un modo de operar con la tradición. El EPN la tritura, evoca, recicla, destila. Por tradición también entiende, a estas alturas, el rock, el folclore o el hip-hop. “Astro Azolappi” y “Punkhaussen” son, en ese sentido, más que un juego con nombres propios, un ejercicio de reescritura de las adscripciones estilísticas. Para alcanzar sus objetivos, Negri, Preit y Britos se asociaron con otros músicos talentosos: Pedro Chalkho (guitarras), la cantante Carolina Restuccia, los integrantes del Nonsense Ensamble Vocal de Solistas Valeria Martinelli y Javier Lezcano, el actor Hernán Crida, el poeta y performer Felipe Sáez Riquelme y el fagotista Carlos Adriano Herrera, entre otros.
Aunque recién en su segundo e inminente disco, 1-Covers. Instantáneas, sitúa la idea de versión como un modo de aproximarse a lo “compuesto” e improvisado, el EPN ya viene recorriendo este camino desde su disco doble, rebosante de destreza técnica e imaginación. Hay aquí un sentido del exceso, de la abundancia, que es inusual. Entre The Bad Plus, John Zorn y Spinetta, el trío que nunca son tres es una de las formaciones más atrevidas y desafiantes de la música argentina. El disco se consigue en Miles o Minton’s. La caja está atiborrada de postales que traducen al diseño la fuerza proliferante de aquello que suena. Imperdible.
EPN Trío, EPN Trío – Vol. 1 & 2, edición independiente, 2013.
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