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La fama mundial de las clases trabajadoras/pequeñoburguesas norteamericanas, lo que sus políticos se complacen en llamar el “heartland”, ha sufrido bastante en los últimos seis meses, y en lo que queda del año su situación sólo va a empeorar. Para hacerse una idea de esta realidad nefasta, basta con leer el cri de coeur que George Saunders acaba de publicar en el New Yorker. Le rompe a uno el corazón: un gran escritor se encuentra completamente confundido y derrotado por lo que pasa hoy en su país, aun cuando ha basado su carrera literaria —caracterizada por la imaginación, la originalidad, el sentido del humor y la generosidad— en la exploración del pasado, el presente y el futuro de este territorio; en la apreciación de los excesos, el absurdo, las esperanzas y los miedos de gente asediada por el fantasma elusivo y engañoso del sueño americano. Uno reflexiona: si un experto como Saunders no lo puede entender, estamos muy mal.
Afortunadamente, ha aparecido la editorial colombiana Rey + Naranjo para rescatarnos de esta y muchas otras realidades deprimentes con la traducción de la última colección de cuentos de este escritor importante. La tapa de esta edición fanfarronea con que Saunders ha sido elogiado por escritores “de la altura de David Foster Wallace, Thomas Pynchon, Zadie Smith o Jonathan Franzen”. Qué manera de confundir notoriedad con calidad. A esta altura de su carrera, Saunders ya está al nivel de los primeros dos, nada que ver con Smith o Franzen.
Los cuentos reunidos en Diez de diciembre ofrecen la receta saunderiana ya familiar de situaciones cotidianas y muchas veces domésticas, especiadas con prosa inventiva —el autor tiene un don especial para capturar el lenguaje cortante y dadaísta de los adolescentes—, un poco de ciencia ficción —futurología, mejor dicho—, sátira ácida pero paradójicamente benévola y una especie de surrealismo que revela la sana influencia de Donald Barthelme. Aunque sus personajes varían en género y edad, son todos nativos de ese heartland antes aludido. Quizás el truco más impresionante de Saunders es la alquimia con que convierte esa materia prima en héroes y villanos, o las dos cosas a la vez, pasando de manera dickensiana de lo familiar a situaciones límites o grotescas casi sin que nos demos cuenta.
No puedo decir mucho de la traducción, porque de la versión en castellano sólo he podido leer el cuento disponible en el sitio web de la editorial, ni del traductor, a quien no se nombra ni en el sitio web ni en el dossier de prensa, pero es de esperar que haya podido comunicar el tono genial y gracioso del original. Sí, en cambio, figura el traductor en la edición española de Alfabia.
Es fastidioso cuando las reseñas de colecciones de cuentos se esfuerzan por resumir las tramas de cada cuento como si fueran una lista de compras, pero si alguien duda entre comprar este libro u otro, aquí van unas recomendaciones puntuales para leer en la librería: “Los diarios de la Chica Semplica” es una estupenda fábula acerca de la explotación económica y los puntos ciegos del comercialismo doméstico en materia de ética. “Vuelta de honor” y “Diez de diciembre” son historias maravillosas de heroísmo cotidiano; se podría insertar “Escape de Spiderhead” directamente en el canon de grandes cuentos de ciencia ficción… En verdad, no importa en qué página se abra, el libro no tiene puntos flojos.
George Saunders, Diez de diciembre, Rey + Naranjo, 2014, 274 págs.; traducción de Ben Clark, Alfabia, 2014, 280 págs.
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